domingo, 20 de enero de 2019

Recuerdos de mi infancia...el colegio AÑORGA

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Cuando en 1907 se inició el proceso de urbanización de lo que más tarde sería el barrio de Larrazabal en la capitalina zona de Marianao, -utilizando para ello los terrenos propiedad de DINO POGOLOTTI-, mis familiares y amigos estaban muy lejos de saber , que en los mismos se ubicaría una escuela privada que llevaría por nombre "Añorga" y, en la cual, discurrirían algunos de los años más felices de mi infancia.

Este prestigioso centro educacional, sito en la Avenida de las Palmas entre las calles 47 y 49 ( hoy Escuela Primaria "Rubén López Sabariego) , compartiría terrenos con la Casa Quinta de Regino Trufin (actualmente sede del cabaret Tropicana)" Resultado de imagen de cabaret Tropicana habana

y con la Casa Quinta de los Gómez Mena en 78 entre 49 y 51, hoy sede de una oficina gubernamental.Resultado de imagen de cabaret Tropicana habana

El colegio "Añorga" ocupó las edificaciones construídas por las compañías inglesas dedicadas al establecimiento de los primeros ferrocarriles de la ciudad de La Habana y sus alrededores para uso de sus trabajadores.  En sus amplios salones que ocupaban toda la planta baja del edificio, se encontraban las aulas, un nutrido museo, infinidad de material didáctico (mapas, láminas, etc.) , un laboratorio bien equipado y hasta un aparato de proyecciones cinematográficas.  En unas aulas se impartían clases de enseñanza elemental primaria y secundaria, en español y en inglés, pues era una escuela bilingüe, y , además, se preparaban alumnos para su entrada directa al Bachillerato.  A pesar de ser una escuela laica, en el año 1958 me preparé junto a otros alumnos, para tomar mi primera comunión. 


Sus métodos educativos estaban a la altura de los más avanzados de su época -recuerdo que sus "castigos" consistían en la práctica de las habilidades aritméticas y de ortografía-, y la educación física ocupaba un lugar importante en la vida escolar de su alumnado.  Aún hoy recuerdo, cuando me incorporé a dicho centro, que era la única hembra en el aula, y nos tocaba jugar al béisbol, por lo que me correspondía ser el pitcher.  Más tarde, con la incorporación de otras niñas como mi amiga Asela, ya podíamos jugar al kicking ball.

Al final de cada trimestre, se celebraban actividades socio-culturales con la participación de los padres de los estudiantes, y en los que participaba con gran entusiasmo tanto alumnos como profesores y, a su vez, se nos hacía entrega de nuestros resultados y méritos escolares.

Mi arribo a este centro educacional tuvo mucho que ver con la no aceptación de mi matrícula en el colegio "La Luz" sito en el Vedado, en 25 entre L y M (actual ESBU Rubén Martínez Villena).  Aún resuenan en mis oídos las palabras de su otrora directora: " Sra, (dirigiéndose a mi madre), no es por mí, es por las otras madres".  Y era lógico, yo era una niña "bien", pero NEGRA.

Mi querida madre, lógicamente no se quedó callada, le respondió como se merecía, me tomó del brazo y salimos de aquel sitio donde se pregonaba el racismo, aunque no era ni con mucho el único centro educacional en que se practicaba.

Para ese entonces ya yo había sido alumna de la academia "Valmaña", sita en Prado.  Durante el tiempo que permanecí en ese centro disfruté muchísimo de las marchas estudiantiles y de mi permanencia en casa de mi madrina en Vapor, muy cerca del Parque Maceo, el cual para ese entonces, contaba con un parque de atracciones y hasta un pequeño teatro de marionetas.  Pero la escuela quedaba al lado opuesto de mi vivienda habitual, y mi madre, aprovechando la condición de masón de mi padre, me matriculó en la Escuela Nacional Masónica sita en el reparto Nicanor del Campo, en la que permanecí hasta 1954, fecha en que mi querido progenitor fue declarado "durmiente" y tuvieron que buscarme un nuevo centro escolar.

Es ahí cuando mi madre me matricula en ese magnífico centro que fue el colegio "Añorga" y donde gracias a las buenas prácticas de enseñanza de sus profesores y directivos, me convertí en gran parte de la persona que soy hoy.  Muchas gracias, "Señora", como le decíamos a la Directora y a mi maestra Isis Villa del Rey y, sobretodo, a la excelentísima profesora de profesores, Elisa Van der Hentz, a quien mi madre contrataba año tras año para perfeccionar mi dominio del idioma inglés y la que se convertiría en mi mentora y amiga por más de 40 años.  Por todo ello, GRACIAS