martes, 4 de abril de 2017

TRES MOMENTOS DE UNA MISMA HISTORIA (CONT.)






Para muchos cubanos que  desarrollaron su infancia y su juventud después del año 1959, la fecha del 4 de abril tiene varias connotaciones.  Pero, en mi caso, la asocio a una experiencia que me dejó marcada para el resto de mi vida: la brigada artístico-socio-cultural "4 de abril", organizada en el año 1974 por la Brigada"Raúl Gómez García" que reunía a los instructores de arte y los técnicos de la cultura, en coordinación con organizaciones socio-políticas  y de masas de la ciudad de La Habana y de los Municipios de la Sierra del Rosario y la Sierra de Cubitas en Pinar del Río.  



Esta Brigada, a la que se integraron instructores de arte, artistas, sociólogos y otros, tendría un fin específico: realizar actividades artístico-culturales en las zonas montañosas de Pinar del Río, en las que existía un gran núcleo habitacional perteneciente a la secta religiosa Testigos de Jehová.  Como super-objetivo: tantear ideológicamente a estas congregaciones y, a su vez, intentar influir en las mentes infantiles mediante el arte y el uso de textos de fuerte carácter patriótico.  Por ejemplo, en mi caso, dado a mi oficio de narradora oral, se sugerieron textos como "El mambisito era de Ley" y "Epaminondas", entre otras narraciones, a las cuales seguían concursos de dibujo, conversatorios con el público, actividades danzarias, teatrales, musicales etc, y la participación era evaluada por los sociólogos, psicólogos y psiquiatras e incluso periodistas,que nos acompañaban.

Nuestra estancia en esta zona del país duró dos semanas, en las que nos movíamos constantemente de un núcleo poblacional a otro, nos alojábamos en los Internados de Montaña
(donde me tomaba duchas de agua fría a las 5 de la mañana), o dormíamos en campamentos de casas de campaña sobre "balsas" de hule que se ponían super-frías por la madrugada debido a la humedad de la hierba.  Por las noches, nos reuníamos los miembros de la Brigada a comentar los incidentes y, después, improvisábamos actividades para pasar el tiempo lo mejor posible, como jóvenes que éramos, pues ninguno sobrepasaba los 30 años de edad.  Sinceramente, los quince días se me fueron volando y en todos los lugares que actuamos, fuímos bien recibidos por la población, tanto infantil, como juvenil y adulta.

Antes de emprender dicho viaje, a cada uno se nos entregó un libro cuyo título era "La verdad sobre la secta Testigos de Jehová",pero en mi caso eso no era novedad, pues en mi familia paterna algunos de sus miembros pertenecían a ella y yo estaba acostumbrada a compartir con ellos y conocía sus características.  Respetaba sus criterios religiosos aunque no los compartiera, y ellos respetaban mis ideas.  Conversábamos en un ambiente de paz y tolerancia, y aprendí a apreciar sus características como seres humanos, más allá de lo que de ellos se decía.  No lograba entender su postura ante los signos patrios a los cuales yo consideraba casi sagrados.  Pero eso no fue óbice para que nuestros lazos de sangre se rompieran.  Nunca valoré si mi relación con ellos podía afectar mi futuro, porque para mí, la familia es sagrada.  

Cuando la programación se dio por concluída, y la Brigada se preparaba a regresar a la Habana, sucedió algo no programado: contraje una neumonía y tuve que quedarme ingresada en un hospital de montaña.  Tenía un hospital, un médico y dos enfermeras para mí solita.  Fui remitida al hospital Neumológico de la ciudad de la Habana unos días después en una ambulancia y allí quedé ingresada por otros 15 días más o menos, siendo el diagnóstico Neumonía a repetición por intoxicación de nicotina   Y, fue entonces que decidí DEJAR EL CIGARRO y eso es algo que  agradeceré eternamente a la Brigada "4 de abril", pues me salvó de un posible cáncer de pulmón y contribuyó a que mi economía no se siguiera resintiendo.

2 comentarios:

  1. Que bien que dejó el cigarrillo y no cabe duda que Cuba y Venezuela cuentan con los mejores médicos a nivel mundial.

    ResponderEliminar
  2. Tienes una memoria de elefante. Me asombras siempre con la nitidez de tus relatos. Un abrazo. Yo para variar con dolor de cabeza.

    ResponderEliminar