domingo, 23 de agosto de 2015

Como lo recuerdo....te lo cuento: Los Carnavales





Sentada ante la tele, disfrutando de la transmisión de los Carnavales de Tenerife 2015, acuden a mi mente imágenes de aquellos Carnavales que tanto disfruté en mi amada Cuba.


  Sonados eran los de Santiago de Cuba, que tenían lugar en julio en vísperas de la Santa Ana, y que transcurrían al ritmo del cocuyé y de la Tumba Francesa guiados por el resonar de los tambores, acompañados de un buen ron, al paso de las cutaras y bajo la atiplada melodía de la "trompeta china"



Pero, en mi memoria perviven por el despliegue de imaginación en sus desfiles y paseos, los de mi entrañable Habana, que llegaron a hacerle sombra hasta a los de Río de Janeiro.

Allá por los años 50-60, (los de mi infancia), los Carnavales de la Habana se celebraban durante los meses de enero-febrero a lo largo de cuatro fines de semana: los sábados, desfile de comparsas y carrozas; los domingos, paseos de carrozas, autos y camiones bellamente ornamentados y sus tripulantes y viajeros disfrazados acorde con el tema escogido.

Las comparsas, representativas de los diferentes barrios y asociaciones habaneras (recordar que en esa época incluía la provincia de La Habana y Ciudad de la Habana) tenían diferentes categorías.  Las había tradicionales, emblemáticas y representativas  (la clasificación es mía).

  Entre las más tradicionales podíamos encontrar la comparsa de "El Alacrán"., de la barriada de El Cerro, cuyo tema reflejaba los abusos y excesos de que eran objeto los negros esclavos en la industria azucarera durante la etapa colonial, con su vestuario azul y blanco (tal vez, en homenaje a Yemayá)  y cuyas farolas  representaban los personajes de su repertorio: el mayoral, el alacrán, el cimarrón, los cortadores de caña con sus machetes (hombres, mujeres y niños) , entre otros,  los que reflejaban en su canto la denigrante situación a la que estaban sometidos en su vida cotidiana bajo el atronador sonido del látigo del mayoral y la constante amenaza del cepo y el bocabajo:" ...corta la caña...mira que viene el mayoral sonando el cuero...."



O, los" Marqueses de Atarés" - de la barriada del mismo nombre-, cuyos integrantes remedaban con su vestuario y sus movimientos danzarios las costumbres de los salones habaneros de la alta sacarocracia de los siglos XVIII-XIX .  O, los" Componedores de Bateas" (bateas: grandes tinas de madera usadas por las lavanderas) .  O, las "Jardineras" con su contagioso estribillo:  "....floooores, floooores,  ahi vienen las jardineras y vienen regando flooores..." Y más tarde, los "Payasos" del Vedado, la comparsa de la FEU (Federación Estudiantil Universitaria) o los inigualables y multi-premiados "Guaracheros de Regla" con sus estilizados y modernos movimientos y ejecuciones..

Los sábados, con el cañonazo de las 9pm daba comienzo el desfile de comparsas y carrozas.



  A la inauguración habían precedido actividades como la elección de la Reina del Carnaval y sus Damas
-que mas tarde se convirtieron en la Estrella y sus Luceros-, el rey Momo ( que recuerdo una vez fue Pinelli), las que presidían el desfile desde el Palco Presidencial que se ubicaba frente al Capitolio junto a personalidades y representantes del Gobierno.

Recuerdo, que en el Desfile Inaugural participaban unidades de la policía motorizada, incluso de USA y Canadá, en sus vistosas Harley-Davidsons escoltando la carroza de la Reina del Carnaval.
El recorrido del desfile se iniciaba en los alrededores del Parque Maceo (frente al hoy Hospital Ameijeiras), continuaba a lo largo de la Ave. del Puerto (Malecón) y subía por todo el Paseo del Prado hasta la Tribuna Presidencial, en la que también se situaba el Jurado, pues este era un evento de carácter competitivo. (Muchas de las carrozas eran auspiciadas por las empresas e industrias y, mas tarde serían  los sindicatos e instituciones culturales sus patrocinadores).

A todo lo largo del Paseo del Prado, se ubicaban sillas y palcos (un peso la silla, 6 pesos el palco) pero muchos, como mi familia, preferían sentarse en el muro del Malecón, más fresco y gratis. O ubicarse en los balcones de las casas de amigos y familiares ubicadas en los alrededores   (daba una perspectiva diferente).  Otros, se sentaban en los muros del Paseo del Prado e, incluso, sobre los "leones" aunque si íbamos con Manene (mi tia abuela que vivió 105 años) nos sentábamos en palcos.

Pululaban por los alrededores toda clase de vendedores ambulantes y se podían comprar desde "maní tostao" hasta golosinas, bebidas, alimentos y todo aquello que se necesitaba para alegrar el Carnaval: serpentinas, confetti, pitos, matracas, antifaces, etc. Aprender a "tirar" una serpentina era todo un arte, pues había que lograr que se desplegara y no le diera en un ojo a los integrantes de las carrozas y comparsas.  Pero mas que  comprarlas, lo divertido era "coger" las que tiraban desde ellas.

Recuerdo el Carnaval como una fiesta muy colorida y ruidosa, plena de fantasía e imaginación, donde por encima del retumbar de los tambores sobresalía el agudo sonido de la "trompeta china" cuando nos visitaban los del Cocuyé,  Y tambien, como algo que me impresionaba muchísimo y hasta me daba miedo, por ejemplo, cuando los "diablitos"  hacían su aparición con su repique de cascabeles y sus trajes multicolores y sus rostros de yute pintado vestigios de la religión abakuá.

A medida que las comparsas iban subiendo por el Prado, el pueblo iba "arrollando" por los portales o por la otra vía del Prado, pues las comparsas subían pero, no bajaban.  En la parte central del Prado, se ubicaban los quioscos y cantinas con sus cubetas de madera o tanques de metal llenos de hielo, cervezas y refrescos y resultaba divertido ver a familias enteras formando "el trencito" uno detrás del otro fuertemente agarrados para no perderse.

Los domingos todo era más pausado: desfilaban las carrozas, los coches y camiones bellamente adornados repletos de familiares y amigos,  todos disfrazados y enmascarados o con antifaces.
Recuerdo una vez  que mi padre ( quien tenia una constructora llamada "Mocazan" y poseía camiones) prestó uno de ellos a la familia y la mayor parte de los nietos de Abuela Angelina ( en aquellos momentos eramos más de 15) nos subimos a la cama del camión disfrazados y pletóricos de alegría.  Lo pasamos Super dando vueltas y más vueltas , porque estos paseos si subían y bajaban.

Las carrozas, en las que primaba la belleza femenina, representaban en esa etapa a sus patrocinadores :  cigarros "Partagás", cervezas "Cristal" , "Hatuey" o "Polar", agua mineral "La Cotorra", refrescos Coca Cola, Materva e incluso asociaciones y clubes como el Lyceum.  En ellas, las empresas publicitarias desbordaban su imaginación y utilizaban para ello  las voces y la presencia física de personajes de la televisión y la radio como Manolo Ortega, Cachucha y Ramón, Olga y Tony entre muchos otros.

Era impresionante ver como la ciudad, en sus principales calles y centros comerciales reflejaba la festividad del carnaval, incluso a través de personajes muy queridos de la población como Bigote de Gato, la Marquesa o el mismísimo Caballero de París.

Recorrer las calles de Galiano, San Rafael, Reyna, Belascoaín, Monte era sumergirse en ese mundo de máscaras y disfraces, y a la vez, descubrir aquella otra triste realidad, la de aquellos infelices desamparados que dormían en los portales sobre "colchones de cartón" y cubiertos con "colchas de periódicos" que nos mostraban la otra cara del Carnaval.



















8 comentarios:

  1. Querida amiga la felicito. Tiene usted ese don de poner en letras los sentimientos. Bella crónica de un evento como el carnaval, que tanto disfrutamos los cubanos. Se desprende que usted, viviendo en otros lares, sigue amando a este archipiélago. Espero otras referencias porque uno aprende algo siempre de personas como usted.

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    1. Muchas gracias amigo. Valoro mucho su opinión pues sé que es Ud. un hombre de letras y de opinión.....muchas gracias.....Ya tengo otros preparados....los ire publicando en estas "vacaciones forzosas" jaja Un abrazo

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    2. felicitade por tu blog muy lindo ....... saludos .......

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  2. Lo leo y parece que lo estoy viviendo. No cabe duda que la cultura Cubana es muy bella, Desde mi punto de vista Isla de gran cultura, de grandes músicos y sobre todo de grandes blogueros como Usted que a través de sus anécdotas nos permiten sentir y a la vez vivir sus experiencias, felicidades un gran contenido.

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  3. Querida Cary, muy bueno tu propósito de rescatar parte importante de la memoria histórica cubana. Sólo un detalle, después de que fue prohibida la condición de reina y damas, fueron llamadas Estrella y sus luceros. Gracias Cary. Muy bueno y muy enriquecedor.
    Pepe Murrieta

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    1. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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    2. Enmendado el error...gracias por su observacion y su tiempo

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  4. Muy cierto y acertado tu comentario...de seguro fue un lapsus mentis...porque como fue el primero estaba un poco nerviosa y aun no estaba muy entrenada en como hacer las rectificaciones...te agradezco tu tiempo y tu comentario

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