domingo, 28 de agosto de 2016

Vamos a la playa, calienta el sol....

Hay sol bueno y mar de espuma,
arena fina y...

Decir que soy una "suertuda" por haber nacido en Cuba, puede parecer una reiteración, pero quieren suerte mayor que poder disfrutar de unos 6 mil km de costa durante casi los 12 meses del año con un clima de 26 grados de media, cuyas aguas cristalinas mantienen una temperatura que aquí llamarían de "caldito" a cualquier hora del día o de la noche.

La playa, para el habitante de la Isla y sus cayos adyacentes, constituye, casi exclusivamente, el lugar de expansión más asequible para niños, jóvenes y adultos de todas las edades.  No, ya sé que transportarse hasta las mismas, da igual en qué región del país, es un poco más que una Odisea en la mayoría de los casos, pero al llegar y poder disfrutar de esa maravilla de la naturaleza, nos hace olvidar todas las vicisitudes.  Desde el haber estado toda una noche preparando los tamales, el congrí, la carne o las croquetas,o cualquier otro plato o bocadillo o el levantarse de madrugada para 'capturar' una guagua, un 'almendrón', un camión o quien sabe qué medio de transporte que nos lleve al sitio elegido.(hubo un tiempo en el cual cogíamos un tren hasta Guanabo).

En mi caso, al ser de La Habana, unas veces nos íbamos a la playita de 16 o a las playas de Marianao (léase Circulos Sociales), porque ni Santa Fé ni Jaimanitas eran santo de mi devoción, quizás por la abundancia de erizos y pequeños caracoles que se me incrustaban en la planta de los pies y después tenía que estar a base de iodo y de 'palmaditas' en las mismas para sacarlos y  poder caminar.  Por ello, aunque fuera más complicado llegar a ellas prefería ir a las Playas del Este:  Mégano ( que dio nombre a uno de nuestros documentales); Bacuranao, Boca Ciega entre otras, siendo mis preferidas Santa María del Mar y Guanabo.

Cuando era niña, solíamos pasarnos meses en una casita alquilada en las cercanías de Marbella, en Guanabo, pues mi padre que poseía un terreno en el lugar, a pesar de ser constructor nunca se decidió a construir allí y cuando se descubrió petroleo, el solar yermo quedaba en las tierras que al gobierno le interesaban y le dieron a escoger, una cabaña en Bacuranao o el dinero, y mi padre prefirió este último para comprarse un televisor...por los nietos.

Ya de mayor, y con mis hijos, cada vez que podíamos alquilábamos una casa en alguna de las mencionadas zonas a través del Plan de la CTC y nos pasábamos allí parte de las vacaciones.  Recuerdo cuando la boda de mi amiga Tita Ponce, que alquilamos una cabaña en el Mégano y entró una depresión tropical y estuvimos 4 días jugando dominó sin parar porque nos daba miedo acostarnos a dormir. Y cuando mi 2da boda, nos hospedamos en Guanabo y no más llegar, le hice una limpieza completa a la habitación...manías mías porque la verdad es que la habitación estaba limpia y la ropa de cama, blanca como el coco. Y aquel Fin de Año en que nos fuimos algunos compañeros a pasarlo allí y con el afán de probar todas y  cada una de las botellas que allí se habían reunido,terminé como Madonna encaramada en una mesa bailando.

Como en todas las casas de playa, se alquilaba para 4 ó 7 y pernoctábamos hasta 20.  Se bajaban los colchones de las camas, se utilizaban los sofás, se inflaban los hinchables y el copón divino, pero lo pasábamos Super. Recuerdo una vez que fuímos a una casa de esas en Guanabo, alquilada por unos amigos, y que no pudimos dormir a causa de los mosquitos, por lo que nos quedamos casi toda la noche en el agua huyendo de los mismos.  ¡El acabóse!

Pero entre mis mejores recuerdos están aquellos de cuando acompañaba a mis hijos a Tarará, (lugar que debe su nombre al sonido que hacían las trompetas ta-ra-ra cuando encontraban cobre que se extraía en esa zona cuando la Colonia).  Este lugar era una zona residencial antes del 59 y fue transformada en Ciudad de los Pioneros hasta los años 90 en que se convirtió en centro de asistencia a niños afectados por el desastre de Chernobil, y más tarde, devino centro turístico.  En los tiempos de Ciudad Pioneril, mis hijos y sus compañeros disfrutaban de una semana en la que alternaban las clases con las actividades festivas, si era en el período lectivo o totalmente vacacional, si correspondía a etapas festivas.  La atención era buena y la comida, también.  Incluso disponían de su propio parque de diversiones.  !Era fantástico¡  Y seguro que algunos recordarán aquella noche en que Eduardito se cayó de la litera superior y por poco aplasta a mi hijo Raúl, jijiji. Los niños y sus padres sintieron mucho que cesara en su función, pero no por ello dejaron de pasárselo bien en alguna otra alternativa recreativa.

Si bien las playas de la costa norte y algunas del Sur de la Isla se caracterizan por sus arenas blancas y sus aguas cristalinas, en esta última encontramos algunas cuyas arenas varían hasta llegar al negro como en Playa Duaba, y muchas de ellas tienen características terapéuticas.  Mis padres visitaban mucho la antigua Isla de Pinos y me contaban de la playa de Bibijagua y de sus arenas negras, pero hasta el momento no he tenido el placer de visitarla, espero poder hacerlo algún día. 

Pero, playas como el Ancón, Playa Girón y Varadero merecen un comentario aparte.  Son realmente increibles.  En las tres he vivido momentos inolvidables a lo largo de mi vida.  De pequeña en compañía de mis padres y  de mi abuela Angelina nos quedábamos en casas y hoteles por meses, después realizaba viajes esporádicos, sobretodo a Varadero pues el viaje era muy cómodo en los autobuses checos que salían cada una hora y en los que podíamos ir y venir en el día, sin agobio.  También alquilábamos apartamentos o cabañas en diferentes zonas y, cuando pasó a ser casi un lugar exclusivo para turistas extranjeros, entonces asistía a campings de algunos centros con mi primo Branci al final de la península, aunque acudíamos a todos los centros nocturnos del Centro que podíamos a bailar y pasarlo bien, sobre todo a La Cueva del Pirata. Con diferentes amistades y familiares he visitado Varadero en los últimos años y, sobre todo, guardo en mi memoria la visita al parque Josone, un lugar inolvidable.

 En fin, que la playa ha ocupado un lugar importante en mis memorias, será por eso que el estar viviendo en Valencia, no me hace sentirme del todo aislada de mi tierra, pues la playa es un foco de interés en esta Comunidad aún cuando ya no disfruto de sus aguas, pues para mi, están muy frías.







domingo, 21 de agosto de 2016

Y dice una Mariposa....

Puede que la palabra MARIPOSA, traiga a muchos diferentes recuerdos.  Unos pensarán en nuestra flor nacional; otros, en aquella famosa mariposa que...."vió desde su rosal, los zapaticos de rosa"; los habrá que recordarán las que visitaban su jardín. 

 En mi caso, esa palabra me trae a la mente dos cosas: una , esta excelente canción interpretada por Beatriz Marquez, la Musicalísima en el Guzmán 2000 del compositor Pedro Romero y que interpretó acompañada por el excelente flautista y director de NG La Banda, José Luis Cortés, "El Tosco y que le valió el Gran Premio, y cuya letra dice así...

Artífice del vuelo y de la altura, 
formada del color del Carnaval, 
vuela una mariposa y me procura
sin tiempo apenas para reaccionar.
Haciendo un alarde de equilibrio 
me cuenta de la miel y de la flor, 
del frío de la noche y del abismo, 
del sol que siempre siempre le faltó.

Qué sabrá Venecia de melancolía
ni de la añoranza y la lejanía; 
qué sabrá un acorde de una melodía, 
qué sabrá la noche lo que  piensa el día 
y qué sabré yo de una Mariposa y su fantasía.

Y es ahí donde me viene a la mente ese edificio sito enla calle Santa Catalina en la barriada del Cerro en La Habana, próxima a la concurrida cremería Ward y la increíble Casa de los Monos.  En ese recinto durante los años 70-80, mientras trabajaba en la Dirección Municipal de Cultura de dicho Municipio, llevaba a cabo un plan de actividades culturales como exposiciones, presentaciones de libros, actividades de aficionados, cine-debates, conciertos de la Banda Municipal y muchas otras dedicadas a aquellos que se formaban como atletas o profesores-instructores u otras especialidades en el ISCF Manuel Fajardo del INDER, entre cuyas instalaciones resaltaba aquella en la que tenían lugar las mismas y las prácticas de algunos de los deportes que allí se enseñaban: LA MARIPOSA

LA MARIPOSA,  es una de las instalaciones más características del Instituto Superior de Cultura  Física, nombre con el que yo le conocí desde septiembre de 1973.  La instalación en sí llama mucho la atención de todo aquel que circula por dicha avenida debido a su característica estructura y de carácter vanguardista por su diseño. De allí recuerdo, las relaciones mantenidas tanto con las organizaciones estudiantiles como con los profesores de las cátedras de Recreación, nacionales y extranjeros

.  Como las actividades coincidían con los horarios de almuerzo o comida de los estudiantes, pues teníamos la oportunidad de compartir con ellos, entre los que se encontraba muchos de nuestros atletas multipremiados,  y la verdad ni en el mejor de los Pio Pio he comido cuartos de pollo como los que nos servían allí y , cada vez que iba a las coordinaciones, la atención era esmerada y, como golosa al fin, me daba buenos atracones de yogur y de helado.

También, trato de imaginarme a Cecilio, mi último compañero que estudió en este Centro y en el cual era conocido por su narcolepsia, pues se quedaba dormido en las clases, sobre todo en el laboratorio de Química y con los ojos abiertos y quien, para asombro de sus compañeros, cuando el profesor le preguntaba, contestaba correctamente.

Pero, sobre todo, quiero con esta crónica resaltar todo el trabajo y el esfuerzo de los que contribuyen a la formación de nuestros atletas, da igual bajo la bandera que después decidan actuar, pero a los que quiero señalar que sin estos héroes anónimos no serían hoy lo que son, y que, sus logros no sólo les pertenecen, sino que son su patrimonio al igual que de todos los que de una forma u otra contribuyen a los mismos. 

Espero verlos disfrutar de los JJOO y de los éxitos que alli se logren por parte de todos los atletas que participen con tanto orgullo como los disfruto yo, aunque quiero dejar constancia que para mí la bandera no representa a un determinado sistema político sino a la nación que la proclama con orgullo patrio.

Les reitero las gracias por su atención y que digan como mi Mariposa"... quien dijo que es pecado ir hasta el cielo, denso es la intención de regresar ... y  consideren que " la vida se nos pasa en el empeño , inútil lo imposible denunciar.."

Les deseo un feliz domingo.










domingo, 14 de agosto de 2016

¿A la Biblioteca Nacional.?..sí o sí

La Habana, junio de 1963  Diario de una estudiante en apuros.


Me siento algo preocupada.  Esta semana comienzan mis exámenes en la Secundaria y aún me quedan por delante muchísimas horas de estudio individual. Y, ante esta situación no me queda otra que irme a estudiar a la biblioteca, porque a pesar de la extensa bibliografía que poseo en mi casa (gracias a las buenas artes de mi madre, que muy previsora me regaló sendas colecciones de arte universal cuando aún no tenía edad para valorar la magnitud de su regalo), necesito acceder al resto de la misma, y qué mejor lugar para ello que acudir a la Biblioteca Nacional "José Martí".

Hace un día horrible, llueve sin parar, las calles están inundadas, pero aún así, decido coger la guagua e irme a la biblioteca a estudiar.

En realidad, es un lujo poder contar con este edificio de 15 plantas, en un lugar tan céntrico de La Habana, la antigua Plaza Cívica, hoy Plaza de la Revolución en el municipio del mismo nombre; la ruta 43 que pasa al doblar de mi casa me deja a pocas cuadras, aunque tambien puedo hacer transferencia y coger el ómnibus 74 que me deja enfrente. 

Es un ambiente perfecto para concentrarse, los amplios salones son muy frescos y las mesas  y las sillas de la sala de consulta, sumamente cómodas; la luz es buena y la ventilación, también; aunque lo mejor es el ambiente, el silencio que reina en sus salones y la posibilidad de disponer de toda la bibliografía que necesito gracias a la magnifica atención que me brindan las bibliotecarias y el amplio stock que existe en sus almacenes. Y si en algún momento necesito hacer un "break" pues, me bajo a la cafetería y me pido un tentempié (un vaso de "líquido de freno" y dos masarreales), la cual queda frente a los salones dedicados a los niños.  

Cuando uno está situado a la entrada de este majestuoso edificio, se siente acogido por todos aquellos cuyos nombres están grabados en sus paneles de mármol rojo, y al entrar al hall, se ve a la derecha el Salón de Actos en el que se ofrecen actividades varias y la preciosa escalera por la que puedes subir o bajar, en dependencia de lo que busques.  Me siento como si estuviera entrando en un "mundo de maravilla" por su magnificencia. También están los salones en los que se puede escuchar música, e incluso aprender idiomas autodidácticamente como hizo mi amigo Felipe.  En fin, la Biblioteca Nacional es un lugar sumamente acogedor, donde pasar incluso las mañanas de los sábados y los domingos.  Aún cuando, como en la mayoría de las bibliotecas públicas en las que me hice miembro del departamento de préstamos, me declararon " persona non grata" porque me demoré en devolver algún libro.  Claro es que yo me tomo muy a pecho aquello que dicen que dijo el Apóstol: "Robar libros no es robar".

Llega la hora de regresar a mi casa, mas la avenida de Rancho Boyeros sigue inundada.  Ir a la biblioteca es algo que merita que me ponga mis mejores galas, por eso llevo puesto mi vestido camisero de guingham rosa bordado de margaritas por mi prima Zenaida, con mis sayuelas de parar para que luzca mejor la amplia saya cogida en la cintura por un estrecho cinto de la misma tela, y para completar mi atuendo, mi madre me ha prestado sus zapatos blancos tipo "ballerinas", que me quedan un poco grande, pero no se nota.

Me dispongo a cruzar de la biblioteca a coger el paseo central de la referida avenida pues deseo ir andando hasta la Calzada del Cerro a coger la Ruta 58 que me deja a una cuadra de mi casa, después de hacer el transbordo. Y cuando meto el pie en las aguas que corren raudas, veo como mi zapato izquierdo, el que cubre mi pie más pequeño, se va alejando arrastrado por la corriente como si fuera mi querido "Barquito de Papel", rumbo a la alcantarilla más cercana, donde entró para no salir.   Pues bien, como no me queda otra, me quito el otro zapato y me dispongo a continuar mi viaje andando como si de una promesa se tratara.

  Al llegar a la Calzada del Cerro tengo suerte y me monto en una "violetera" que lleva un asiento vacío (son vehículos pintados de violeta y blanco y conducidos por mujeres reinsertadas por la Federación de Mujeres Cubanas FMC) y así logro llegar a la esquina de mi barrio.  Atravieso el parque de 76 y 51 y observo que todos me miran de forma interrogante, pero yo nada puedo hacer.  Continúo mi camino hasta llegar a mi casa, donde mi madre al ver en la situación que arribo, me hace la pregunta del millón(muy parecida a la que le hizo la madre de Pilar en los Zapaticos de Rosa:   - ¿Y dónde están mis zapatos? -, Y no tengo más remedio que hacerle el cuento,  y no el de la Buena Pipa.



domingo, 7 de agosto de 2016

De cines, festivales, conciertos y...algo más 4ta.parte

Hace un tremebundo calor en la sala de la casa, y para paliarlo un poco, enciendo el ventilador (que me recuerda a mi cubano Ciclón) a tope, me sirvo un vaso de tinto de verano bien frío y me dispongo a disfrutar en la tele de la inauguración de los Juegos Olímpicos de Brasil 2016.  Mas, no sé por qué, me recuerdo que mi nieto  Emrys se los está perdiendo porque lleva unos días disfrutando de un Festival de Música en Burriana, con la 'casa a cuestas' junto a miles de jóvenes españoles y extranjeros.  Y justo en ese instante,  me vinieron a la mente aquellas jornadas del II Festival Internacional de la Canción Popular celebrado en nuestra Playa Azul: Varadero, allá por el año 70.  

Hacía apenas unos meses que me habían nombrado personal de plantilla en el Consejo Provincial de Cultura, sito en la calle San Lázaro 353, en un edificio del que me llamaba mucho la atención la ubicación de sus baños, pues se encontraban en los inter-pisos.  Ocupaba una plaza en el departamento Trabajo con los Niños junto a la sin par Haydée Arteaga, esa maga de la Narración Oral, ubicación que logré después de estar más de seis meses "luchando la plaza" de forma no remunerada (jajaj, voluntaria).  El evento a celebrarse en el mes de noviembre le fue asignado al Consejo Nacional de Cultura, quien nombró a Julio Bidopia director del mismo y nombraron a Amaury Pérez García, en representación del ICRT como director artístico del mismo.  El CNC y sus sucedáneos tuvieron a su cargo la clasificación de los votos que seleccionarían a los representantes nacionales, los cuales llegaron por via postal enviados desde todos los confines del país.

Este Festival, que tuvo carácter no competitivo y en el que participaron solistas y grupos de lugares tan disímiles como España, Checoeslovaquia, Japón y Austria, entre otros, también contó con una amplia representación de nuestros intérpretes, archi-conocidos conocidos y poco conocidos, pero de una estelarísima calidad que sostuvieron un 'mano a mano' con las personalidades extranjeras asistentes, al mayor nivel, contando con el apoyo de los instrumentistas tanto de la Sinfónica Nacional como de la Orquesta Cubana de Música Moderna y de las voces del Coro de ICRT.  (Para ver el listado de los participantes los invito a leer el blog de Yin Pedraza Ginori sobre el tema).

A lo que iba, todos los días nos trasladábamos un grupo de compañeros a realizar 'trabajo voluntario' , labor que comenzó con el referido conteo de votos y se extendió a las más disímiles labores en las instalaciones utilizadas al efecto, tanto en el Anfiteatro de Varadero, del que curiosamente lo que más recuerdo es su barra libre y su impresionante escenario; así como en las áreas del Hotel Internacional de Varadero, en cuyas cabañas se encontraban alojados los compañeros del  equipo técnico.

 Pero, indiscutiblemente, lo que más llamaba mi atención era el ambiente creado por los miles de jóvenes asistentes al evento (se calcula que sumaron mas de 150 mil, no olvidar que la entrada a todas las actividades era gratuita) y que los podías ver a todo lo largo y ancho de los 7 kms de playa que posee Varadero, tanto dentro de la ciudad propiamente dicha, como a lo largo del litoral.  Pedraza Ginori lo resume muy bien al decir que aquel..."era de puro ambiente farandulero".  Me imagino que algo así sucedería en los conciertos hippies y en el Festival de Música en el que está mi nieto participando.

Esos quince días quedaron grabados en mi memoria, y en una de esas noches daría inicio una aventura muy singular que ocupa un lugar importante en mis recuerdos.  Igualmente quedarían atrapadas en mi mente las noches de Gala en el Anfiteatro de la Habana durante el Festival Mundial de la Juventud y los Estudiantes 1998, del cual guardo aquellas imágenes de los conciertos de los grupos visitantes que en esa instalación provenían del área "capitalista", sobre todo la noche de clausura donde volaron globos y peluches, algo inaudito en esa época  y las actuaciones de nuestras ya para entonces primerísimas figuras como Beatriz Márquez y Farah María; toda una fiesta de amistad y confraternidad, tan necesarias en nuestro mundo actual y que me imagino algún día volveremos a disfrutar, en las que reine la alegría y la amistad.

Me gustaría antes de terminar, si me lo permiten, referir una anécdota de un eminente músico, quien en su momento integró la Orquesta Cubana de Música Moderna y por ende, participó en el Festival de Varadero, pero quien además era amigo y vecino de Lorenzo, mi ex. Tal vez no tenga mucho que ver con el tema de hoy,  pero de seguro que les alegrará el día.  Acerca de su veracidad, no puedo dar fe, pero les aseguro que Lorencito era una persona de confianza.

 Contaba él que un día se encontraba este estelar instrumentista, en su apartamento allá en la calle 28 entre 23 y 25 en el Vedado, dándole de comer a su hijo.  El niño se negaba a ingerir el alimento y en eso sonó la voz de un vendedor ambulante, (si mal no recuerdo, un amolador de tijeras)  El padre se levantó de la silla, se asomó a la ventana y le dijo al vendedor que subiera.  Cuando éste llegó al piso de donde lo habían requerido, se encontró en una de sus puertas frente a un hombre con un niño en brazos que le preguntò intempestivamente:

 "Señor, ¿verdad que si el niño no se come su comida Ud. se lo va a llevar?" 

 Cuentan las malas lenguas y la mía, que a veces no es muy buena, que poco faltó para que aquel pobre infeliz cogiera al referido músico por el cuello, y que menos mal no portaba encima sus instrumentos.

Y deseándoles un felíz domingo, ahí les dejo hasta la próxima.

Una vez más, gracias por su precioso tiempo.