domingo, 22 de mayo de 2016

De Telarte a Chanel....que viva la moda

Hace sólo unos días, tuve la oportunidad de disfrutar del video oficial de la pasarela realizada por la pretigiosa firma francesa Chanel en mi querida ciudad: La Habana.  Y digo disfrutar porque eso fue para mis ojos: un verdadero deleite.

 Y mientras lo observaba, recordaba que mi familia materna bien pudo haber establecido un prestigioso Salón de Modas en esta ciudad, pues no les faltaba originalidad ni buen gusto en sus creaciones como modistas, como sastras, como camiseras, como especialistas en lenceria e incluso como sombreras, pues tanto hermanas como primas ejecutaban a la perfección sus oficios y profesiones. Pero, me imagino, les faltó el sentido emprendedor o la visión de conjunto de lo que podían lograr aunando sus esfuerzos.  De todos modos, gozaron del beneplácito de sus clientas pertenecientes a las más variadas clases sociales: desde personalidades de la "jet set" como las Gómez Mena o las Trelles, las Mesa, las Caballero  hasta las más modestas trabajadoras como mi madrina y otras más.  Porque, eso sí, la mujer cubana, independientemente de su status social, hacía todo lo posible por "lucir bien y estar a la altura".

Cuando a raíz de la puesta en vigor de la racionalizacion de los bienes de consumo (la famosa "libreta de productos industriales"), comenzaron a darle la opción a las mujeres de cuatro metros de tela anuales, mi madre hacía maravillas para sacarme un vestido de cada uno de ellos: empates por aqui y por allá simulando pinzas, cortes al bies, drapeados, estilos "princesa" y mil cosas más. Pero, lo lograba.  En cierta ocasión, me invitaron a bailar unos quince y ni corta ni perezosa buscó en el "baúl de los recuerdos" y sacó uno de sus trajes de fiesta y me lo adaptó. En otra ocasión, el que sería el padre de mi hija me invitó a finales de los años '60 a una cena en el restaurante La Torre para presentarme a su familia.  Como era lógico pensar, yo no tenía ropa adecuada pero, ella ni corta ni perezosa se dirigió de nuevo al referido baúl, extrajo un mantón de Manila que en él guardaba ( de sus viajes a España) y me hizo un precioso vestido "mini-falda" acorde a las últimas tendencias, pues eso sí, se mantenía muy actualizada en cuanto a tendencias de la moda aprovechando a sus clientas y familiares que viajaban o venían de visita. En los años '70, cuando se re-iniciaron los Carnavales de la Habana, cogió unas cortinas y me hizo un pantalón "pata de elefante" y con un tapete ruso, una blusa de encaje con volantes, a la última moda.

Vestirse a la moda por aquella época era todo un reto.  Para que yo pudiera vestir un jean LEE mi madre hizo un convenio con una cliente rusa, le cambio la hechura de su ropa por  uno.  Y cuando salía a la calle, mis amigos me decían: " Tienes un trasero muy culto".

Ya por aquel entonces tenía a mis dos hijos y, mi madre siempre encontraba un "retacito" para confeccio-narles algo nuevo.  Tuvieron la suerte de ser sus nietos y eso creó en ellos un alto concepto del vestir.

Durante mis años de estudiante en Artes y Letras, la asignatura que más llamó mi atención fue Diseño.  Tal vez se debió a que la impartía Roberto Segre, un arquitecto argentino de renombre internacional, asentado en Cuba por aquel entonces y que daba unas clases que parecían las puestas en escena de los show de los Rolling Stones. Utilizaba cuanto material audiovisual tenía a su alcance: foto-fijas, música, carteles, y todo lo que considerabaa conveniente para crear el ambiente que se proponía.  Con él aprendí, no sólo a apreciar todo lo creado y crear, sino que "hasta para fregar hacía falta elaborar un diseño"

Cuando me gradué y algunos años más tarde, laborando en la Dirección Municipal del Cultura del Cerro, su directora por aquel entonces, la Lic. Caridad Moré, me ofreció la oportunidad de dirigir lo que después sería la Galería del Cerro "Domingo Ramos", entré en contacto directo con aquellos que, de un modo u otro, estaban relacionados con el diseño en sus diversas ramas en el país.  Y fué así como me vi inmersa en aquel trascendental evento que se llamó Telarte.

En el año 1983, un grupo de artistas plásticos cubanos: Zaida del Rio, Miguel Mendive, Flavio Garciandía, Tomás Sánchez,  entre otros,  bajo la égida de Umberto Peña, deciden aunar sus ideas y su talento e imbuirse en un proyecto cultural conjunto con la industria textil siguiendo las orientaciones del Ministerio de Cultura.  Surge así, Telarte, cuyo objetivo consistía en dar un soplo de vitalidad a dicha industria, en lo que a diseño textil se refería.  (No olvidar que la poca variedad en los diseños provenientes de los entonces llamados "países socialistas" hacía que la ropa que nos poníamos la llamasen "tostenemos").  Para lograr su meta, se propuso un acercamiento a nuestras raíces, nuestro entorno y nuestra cotidianidad lo que se vería reflejado en los diferentes diseños propuestos por nuestros artistas plásticos.  Este evento constituyó un hito en la historia de nuestro diseño textil, pues evidenció un interés institucional en la conjunción del arte y la industria.

El resultado fue la impresión de una treintena de esos diseños en telas de lienzo puro y de algodón muy apropiados para nuestro clima, los que se vendían en centros como Bellas Artes. (El catálogo de la primera muestra consistió en una muestra de estos diseños y aun los conservo, muchos de ellos, autografiados). Adquirí varios metros de tejido con diseños de Mendive, que eran los que más me gustaban (el metro salía a 10 pesos M/N) en la tienda habilitada en el Museo Nacional de Bellas Artes. Mi madre me confeccionó diversas prendas que lucí durante muchísimo tiempo pues, no se deteñían y eran muy prácticas y frescas, mucho más que las telas de polyester que se vendían en las tiendas de productos industriales.

Este proyecto sirvió para conjuntar los esfuerzos de diseñadores gráficos, de moda, artesanos, fotógrafos y, por supuesto, pntores.  Ayudó, asimismo, a propiciar un mayor acercamiento entre estos últimos y el público, a  revalorizar nuestra identidad cultural y a divulgarla, pues dio lugar a la presentación de sus diseños en las pasarelas y hacer el arte de la moda más accesible a la población en general.  Años más tarde, otras instituciones, como la AACA, la Maison, la Casa de la Moda, Pabexpo aportarían su granito de arena a la búsqueda de nuestra propia identidad en el vestir.

Pero, a lo que iba.  Mucho se ha hablado del famoso desfile de modas de Chanel en Cuba.  Los detractores dicen que no estaba al alcance de la población, tal vez porque no entienden el verdadero sentido de una pasarela: brindar opciones.  Los que están a favor, como yo, ven en èl un aporte muy similar a lo que pretendió Telarte en su momento: la reivindicación en el diseño textil de nuestra idiosincrasia.  No había más que observar, primero: la locación escogida: el Paseo del Prado, una excelente muestra de nuestra identificación internacional.  Después, los materiales  y diseños escogidos para la confección de las piezas: ¿acaso no se fijaron que  uno de los estampados era la imagen de nuestros "almendrones"?  Logró darle a la "guayabera" un look muy actual sin perder su valor cultural, aun cuando lo mostraba uno de sus modelos más jóvenes (un niño); utilizó nuestra fauna y nuestra flora y nos brindó opciones y tendencias perfectamente asumibles por nuestros sastres y modistas.

Cuando observaba a mi madre repasar una revista de modas, me percataba que ésta no era más que un lugar de referencia, pues siempre a cada modelo, mi madre le añadía su sello personal muy particular. Por eso, es que considero que este desfile de Chanel debe ser tomado como lo que fue: un muestrario de las nuevas tendencias en las cuales nuestra cultura, nuestra fauna, nuestra flora,, nuestras tradiciones y nuestro pueblo tuvieron un papel preponderante en la selección de sus diseños.  Por todo ello, gracias Chanel.

5 comentarios:

  1. No hay duda, su familia se destaco en muchos aspectos de la vida social, entree estos los referidos a la moda y su confeccion. La felicito

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  2. Me encantó...fui testigo de reuniones referente a costura entre mi abuela y Tu mami

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  3. Ya me vi en Cuba en los años mozos disfrutando de la excelente alta costura de su talentosa mamá y digo me ví, puesto que como lo narra siento estarlo viviendo, excelente blog no me canso de agradecerle el que conmigo lo comparta.

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  4. Yo era la candela inventando para no ponerme "tostenemos" Una vez hice una colección completa de hermosos vestiditos pintados con acuarelas que tenían el inconveniente de no poderse lavar. Esa anécdota está en mi libro Esquina de mi Corazón. Estoy de acuerdo con lo que dices de Chanel. Un abrazo.

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