domingo, 6 de noviembre de 2016

LAS FLORES DE MI JARDIN...MIS MEJORES AMIGOS

La amistad, según la definen algunos, es una relación afectiva que se puede establecer entre dos o más individuos.  Pero, la amistad es mucho más que eso.  Es algo que así como un jardín, si quieres que dé frutos, tienes que cultivarla.  

Desde  muy pequeña me he considerado una persona sumamente sociable.  Me encanta compartir con familiares y amigos.  Por ello, he tratado de desarrollar esa facultad al máximo en muy diversos medios y circunstancias, pensando en aquello de que ' quien tiene un amigo, tiene un central', no por lo que  me pueda aportar en el sentido material, sino por los valores que en esa relación se brindan de un lado y del otro.

A lo largo de mi vida he tratado de conservar mis amistades, tanto las que inicié en mi niñez, como las que creé en mi juventud y, por qué no, las de la adultez.  Todas y cada una de ellas tiene un valor especial para mí, pero como hablar de todas y cada una me llevaría no una entrada sino una serie de entradas, he decidido hablar, en esta ocasión, de aquellas, aunque no todas...que dejé en La Habana.

La "Bruji", como la llamamos cariñosamente, y yo comenzamos nuestra amistad a raíz de su regreso de la URSS donde cursó estudios superiores, era mi vecina y hermana del que mi hijo considera uno de sus mejores amigos.  Por un tiempo, estuvimos fuera de contacto (sólo nos comunicábamos por teléfono), porque la ubicaron en el Oriente del país, mas cuando fue reubicada en la capital, reiniciamos nuestros encuentros.  Ella es una persona muy sensible y amante del arte y la cultura.  Los domingos por las mañanas solíamos ir las dos al concierto de la Sinfónica en el "Amadeo Roldán", después almorzábamos en el Potín de Calzada (restaurante vegetariano) y nos íbamos a un cine a hacer la digestión.  Al  regreso, yo siempre quería coger un taxi y ella me decia que no, que para eso estaba la guagua...por eso ella ahorraba y yo, no. Lo bueno era cuando la acompañaba a las tiendas.  Entonces sí que había que demostrar lo mucho que la quería, porque después de mil vueltas y de probarse todo lo que se le antojaba, no se decidía por comprar nada. En fin, ponía a prueba mi paciencia, y las de las tenderas, también. Eso sí, bastaba que supiera que no me sentía bien, para que pasara por mi casa a traerme una exquisita sopa de pollo preparada con mucho amor, antes de entrar a su trabajo. En fin, las mejores amigas no tienen por qué coincidir en todo, lo que tienen es que ser tolerantes, sinceras y leales.  Y de todo eso nuestra relación va sobrada (como dicen aquí en España).

La otra amiga del "alma" que dejé en La Habana, fue la "Chen",mi "yunta" por muchos años.  Ella pasaba un día sí y otro también por mi casa, a tomarse un café y a invitarme a la suya a otro café o a almorzar. Y, sobre todo, nos hacíamos mutua compañía: salíamos juntas a las discotembas a bailar, unas veces a la Maison, otras a la Red, al Festival del Cine, a comer a algún restaurante o paladar que estuviera a nuestro alcance, a oir conciertos de rock (es una fanática, y aunque a mí no me gustaban mucho, la acompañaba con sumo gusto a los bajos del Teatro Nacional).  También solía darme buenos consejos con respecto a mis relaciones sentimentales, y por todo ello le estaré siempre eternamente agradecida.  Su papá hacía los mejores tamales de la zona y ella me enseñó a cuidar tanto la salud como mi apariencia sin importar los años. Nunca olvidaré cuando, durante uno de los ciclones que pasaron por La Habana, prácticamente se mudó para mi casa mientras duró para hacerme compañía.  Es el mejor ejemplo de solidaridad e incondicionalidad que se puede encontrar en una amiga.

De mi " jardín de rosas" tengo que mencionar a mi querida Lilly, mi amiga y compañera desde la infancia, cuya madre me inspiró para convertirme en historiadora.  Lilly y yo nos conocimos con doce años y hoy que tenemos cerca de 70, lo que sentimos la una por la otra sigue igual que hace casi 60 años.  He contado con ella y ella conmigo a lo largo de todos estos años, y sobretodo, nos hemos apoyado en todo lo concerniente a nuestros estudios y problemas de salud.  Ambas hemos padecido de más o menos los mismos males y hemos intercambiado tratamientos y apoyo mutuo. Me ha ayudado mucho a contactar con mis amigos y familiares en la Isla, cuando los medios de comunicación via Internet no eran tan usuales, aún sacrificando tiempo de las pocas horas de las que disponía.  Es ejemplo del compromiso que se adquiere al entablar esa relación que se llama amistad. Por ese motivo, seguirá siendo una de las flores preferidas de mi jardín.

No están todas las que son, pero aquellas a las que no me he referido saben que tienen su lugar garantizado en mi corazón. 

 Sin embargo, no quisiera terminar esta entrada sin referirme a mi mejor amigo, mi amigo de toda la vida, ese que estuvo a mi lado en las buenas y en las malas desde que teníamos 10 y 12 años respectivamente.  El único a quien mis padres autorizaban a que me llevara a salir sin "chaperona"; el chico que sus padres dejaban a mi cargo cuando se iban de vacaciones; el que acudía conmigo a Tropicana y al regreso se reía de mi porque yo veía "lucecitas con chichones"; el que me llevaba de vacaciones a Varadero con su centro de trabajo; me acompañaba al golfito de 23; me sacaba las ranas del baño a cualquier hora del día o de la noche;  pasaba las veladas haciéndome compañía mientras jugábamos a las cartas horas y horas; aquel quien confió en mí y me instó a terminar mis estudios universitarios, obligándome moralmente a presentarme en una convocatoria en la que tenía muy pocas probabilidades; el que me visitaba noche a noche en los hospitales cuando estaba ingresada; ese que siempre me sacaba de apuros y jamás ha tenido una frase de reproche hacia mí: mi querido Viyi, a quien hoy que la vida le ha jugado una mala pasada no he podido apoyar con mi presencia física, aunque él sabe bien que aunque lejos siempre lo tengo presente. El mejor ejemplo de la amistad cultivada con el trato diario y el desinterés a lo largo de toda una vida.

Para todas mis "flores", con todo mi amor, respeto y gratitud por estar siempre ahí para mí.

2 comentarios:

  1. Pues Puchi debiste dedicarme aunque fueran un par de palabras porque yo te considero mi amiga querida. No importa, yo sé que a mi también me guardas en tu corazoncito. Un abrazo cubanazo desde el fondo de m I corazón

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  2. Yo a usted la considero una flor de mi jardín, porque sin conocerla físicamente a través de sus letras me he dado cuenta de la calidad de persona que es y siento estimarla muchísimo.
    Hoy sentí melancolía al leer su blog, tal vez la transmitió en sus letras o tal vez es el día lluvioso, nublado y con mucho fríos en mi pueblo Pénjamo, Guanajuato desde donde le envío saludos con mucho afecto.

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