Un monstruo vino a verme y...me liberó

Del 24 al 26 de octubre del presente, al igual que en años anteriores,  tuvo lugar en Valencia, así como en otros lugares del país, un evento muy peculiar: la Fiesta del Cine en su XI edición. (Me recuerda muchísimo el Festival internacional del Cine Latinoamericano que tiene lugar todos los años en diciembre en mi querida patria, pero sin su extensión, premiación o significación por ser aquel un evento competitivo, y esta Fiesta únicamente un evento con el objetivo de lograr una  amplia participación popular a un medio que sufre los embates de los avances tecnológicos además de los que a continuación se refieren.

Para nadie es un secreto que la cultura en España es uno de los sectores más afectados por los recortes y el incremento del IVA (Impuesto sobre el valor agregado)  y cuyo valor puede oscilar entre el 4% y  el 21%, y  desgraciadamente, para el sector cultural prima este último.  Por eso la importancia de estas oportunidades para aquellos bolsillos más afectados, que les permite actualizarse acerca del desarrollo cinematográfico tanto español como foráneo.

 En otras ocasiones he aprovechado para ver filmes tales como 'Lo imposible' , una pelicula española basada en el drama particular de una familia durante el tsunami índico del 2004, también de la autoría de Bayona y 'Chico y Rita' de Fernando Trueba, un filme de dibujos animados cuya historia se desarrolla en Cuba y cuyas interpretaciones musicales están a cargo del desaparecido Bebo Valdés.( Me trajo a la memoria las fantásticas interpretaciones de Arturo Sandoval en los filmes de animación 'Vampiros en la Habana).

 Durante estos tres días, la entrada general tiene un precio de 2.99 eu (normalmente tiene un precio que oscila entre 5 y hasta 8 eu, sin contar la Coca cola y las palomitas).  Es por ello que los amantes del cine acuden de forma masiva a los multi-cines de todos los rincones de la ciudad, a cualquiera de sus tandas, para poder disfrutar de las últimas novedades de la produccion cinematográfica mundial.

El miércoles, último día del evento, estando aún en la cama recibí un mensajito de mi hija desde el otro lado del baño (está intercalado entre su cuarto y el mío), en el que me preguntaba si quería ir con ella SOLA al cine esa tarde. Una invitación como esa no la podía recharzar, no sólo por la oportunidad de acudir a una de mis actividades preferidas, sino porque hacía muchísimo tiempo que no compartía una sesión de cine con mi Ricitos de Oro (así la llamaban mis compañeras de Cultura Plaza).  Sin pensármelo dos veces le dije: -¿Y qué peli vamos a ver?  Ella me dijo que la escogiera yo y, sin vacilar, le dije,- Pues "Un monstruo viene a verme".  Y quedamos en vernos cuando yo terminara en los cines Lys, llegamos y sólo quedaban entradas para las filas 1 y 2, así que preferimos esperarnos a la otra tanda que comenzaba a las 7 y 30 y mientras, nos fuímos al Burgui a comer algo.

A la hora señalada, entramos a la Sala 10 y nos sentamos al lado de dos amables señoras, quienes se decían la una a la otra: -¿Tú vas a llorar? y una de ellas respondió afirmativamente, mientras que la otra dijo que ella no tenía intenciones de hacerlo, lo cual auguraba que el tema del filme sería algo triste.

Al fin comenzó la proyección, el tema era la relación entre un niño y su madre enferma (no voy a referir nada más, pues deben verla), y cómo ésta estaba incidiendo en su sentido de culpabilidad.

La película, una coproduccion hispano-norteamericana, dirigida por  J.A Bayona ( Lo imposible, El orfanato) y basada en la novela homónima de Patrich Ness, quien también redactó el guión cuenta con las actuaciones de Liam Neeson (interpreta magistralmente al Monstruo: un tejo; Sigourney Weaver, la abuela intransigente; Felicity Jones, la madre enferma, y Lewis Mac Dougall en una actuación increíble como el niño, hacen de esta película algo digno de ver y valorar. 

Como siempre sucede, el espectador hace 'catarsis' al enfrentarse tanto con el drama como con las actuaciones.  Para mi hija, no resultó un espectáculo agradable, al valorar la situación de la madre y como ésta afectaba a su hijo.  En mi caso, me sentí inmediatamente identificada con los razonamientos del pequeño, sus miedos y la forma en que se enfrentó a los mismos, pues, en mi momento yo también me vi en una situación similar ( y eso que ya yo era una persona adulta) y durante mucho tiempo el sentimiento de culpa me devoró, hasta que comprendí, al igual que el niño-personaje, que no era más que una reacción normal y humana ante algo que se nos iba de las manos.

No son muchos los que son capaces de enfrentarse a la verdad, sobretodo si ésta supone la posibilidad de ser valorados erróneamente por los demás y por uno mismo.  Este encuentro con el Monstruo, al igual que al niño, sirvió para que fuera capaz de reconocer esta verdad y comprender que no había nada malo en haberla sentido.  Gracias, Monstruo por mostrarme el camino hacia mi verdad.

Por todo esto, los invito a ver esta magnífica película con unas actuaciones admirables y unos efectos especiales nada desdeñables. Y a valorar que esta capacidad racional de los seres humanos de poder enfrentarnos a nuestros miedos nos ayuda a ser, siempre, mejores personas y a comprender mejor a los demás.

Felíz domingo...

La seduccion: ¿un arte o un don?

Llevando mi vista atrás, hago una revisión mental de algunas de mis  más importantes relaciones de pareja .- aquellas que terminaron en algo más que un romance, las que me llevaron a compartir el día a día con la persona escogida-, sobre todo, a cómo se iniciaron.  Y en esta retrospectiva me dí cuenta, y no quiero que se malentienda mi actitud, que en casi todas ellas fuí yo quien tomó la iniciativa, logrando mi objetivo final: conquistarlos. No es que ellos no tuvieran las condiciones necesarias para hacerlo, simplemente me les adelanté.

Dado que analizando la cifra someramente, suman mucho más de 10, me ha dado en pensar, si para mí, el seducirlos, era parte integral de mi forma de ser o simplemente un acto de gran oficio.  

Me considero una persona muy romántica, pero sobre todo, responsable.  Mas, si todas estas relaciones se miran de una forma analítica, puede que se llegue a una conclusión errónea sobre la persona que las originó.  En ningún caso me las tomé a la ligera, independientemente de su desenlace final.  Y partiendo de este supuesto, llego a la conclusión de que mi único objetivo al mantener esta actitud de "conquista" no era otra que buscar y encontrar al compañero ideal con el que compartir todo el amor que llevaba dentro. 

 Según Wikipedia, la seducción es el acto de inducir y persuadir a alguien con el fin de modificar su opinión o hacerle adoptar un determinado comportamiento. Incluso, puede considerarse con una connotación positiva o negativa, acorde con el fin propuesto y el diccionario de la RAE va más allá al señalar que ésta consiste en "engañar con arte y maña", sin que por ello sea un acto reprobable en todos los casos.

Yo nunca lo consideré con carácter negativo, sino todo lo contrario, como un medio para satisfacer buenas intenciones. Y que mejor intención que crear un hogar estable donde criar a una familia en un ambiente de paz y armonía.

Acorde con esta descripción, me pregunto: ¿es posible ejercer esta acción si no estamos dotados de un algo especial? O, ¿es posible ejercerla contando sólo con un poco de práctica?

En mi caso, casi todas esas relaciones se iniciaron partiendo de compartir el contacto visual, pues para mí, los ojos son el espejo del alma.  En más de una ocasión me sentí cautivada por unos ojos que me escudriñaban y en los cuales podía leer la impresión que en su dueño había logrado dejar. Y éstos a su vez, se sentían atraídos por una mirada que se mantenía a su altura, sin esquivarlos. No había, por el momento, nada más.  Pero era suficiente.  Lo demás caía por su propio peso.  Por lo tanto, teniendo en cuenta mi modesta experiencia,  la posibilidad de conectar fácilmente con los demás y mi infinita fe en el ser humano, tiendo a considerarlo más un don que un oficio.

Si observamos atentamente a nuestro alrededor, nos percatamos de que vivimos rodeados de "grandes seductores", desde aquellos que están en nuestro entorno doméstico, pasando por los que conviven con nosotros en el mundo que nos tocó vivir.  Y si no, que me diga alguien, cómo decirle NO a la tierna mirada de un bebé pidiéndonos un "cargadito" o la pícara sonrisa de un marido complaciente después de haberse pasado todo un día preparando la cena con un masajito incluído.  Porque es ahí, en ese frugal instante en el que se cruzan las miradas donde se define la conducta del "seductor".

Pero no sólo ellos ni de ésta  forma ejercen su "don" o su "oficio" aquellos con los que interactuamos  y si lo dudan, analicen sus posturas ante los "sugerentes" reclamos de los que dicen representar nuestros intereses y logran que, al final, aprobemos hasta sus más increíbles y absurdas propuestas. Algunos contarán para ello con su carisma y otros, con sus aprendidas lecciones de manipulación y entonces: ¿Los considerarás o no, a éstos, unos seductores tácitos? 

Algunas Efemérides que perduran en mi memoria

Si para un país es importante su memoria histórica, para cualquier ciudadano de ese país conocer su historia es el modo de conservar sus raíces dondequiera que esté. Y que mejor demostración de ello que tener un conocimiento cabal de su devenir histórico.

Cuando aún no levantaba tres cuartas del piso, ya participaba junto a mis compañeros de escuela en las paradas escolares que tenían lugar en aquellas fechas patrióticas o días de duelo nacional. En esas ocasiones: 28 de enero, Natalicio de José Martí, nuestro Héroe Nacional, principal promotor de la unión de todos los cubanos y creador del Partido Revolucionario Cubano, además de autor de ese preciosa revista para niños llamada "La Edad de Oro" 10; 10 de octubre, aniversario del Grito de Yara, fecha en la cual Carlos Manuel de Céspedes declara su lucha por la independencia de Cuba  en 1868 y procede a dar la libertad a sus esclavos para la consecución de ese fin ; 27 de noviembre, aniversario del cruel asesinato de los 7 (en realidad, 8)inocentes estudiantes de Medicina en 1871- fusilados por el gobierno español acusados de profanar la tumba de un prominente militar español, sin considerar que uno de ellos ni siquiera estaba en la Habana el día de autos an; y el 7 de diciembre, aniversario de la Muerte en combate de Antonio Maceo, el Titán de Bronce,y de su ayudante, Panchito Gómez Toro, quienes llevaron casi a término la guerra de Independencia de 1895 . 

Vestíamos nuestras mejores galas (uniforme de gala con sombrero y guantes) y acudíamos de forma disciplinada a rendir tributo a nuestros héroes, bien a la Casa Natal de José Martí de la calle de Paula,  o al Parque Central, e incluso, en localidades como Marianao, se hacían marchas al monumento sito en la calle  124, portando la insignia nacional y ofrendas florales o, incluso, portando antorchas a lo largo de la calle San Lázaro en el caso de Martí; al monumento frente al Malecón, al final del Paseo del Prado, en el caso de los estudiantes de Medicina o al Cacahual en el caso de Maceo . Todos y cada uno de estos acontecimientos dejaron su impronta en mi formación no sólo académica sino también como ser social. Me enseñaron a valorar a aquellos hombres que lo dieron todo, incluso sus vidas, por lo que algunos llamamos Patria, y a considerarla como algo casi sagrado.  Sé que para muchos esto no es exactamente así, no soy quien para juzgar a nadie, sólo expongo lo que esto significa para mí.

Independientemente de estas actividades masivas, también se organizaban los Actos Cívicos  en cada escuela para conmemorar las mencionadas efémerides.  En estos actos, mis compañeros y yo realizábamos pequeños montajes de escenas relativas a la fecha, o leíamos poesías o composiciones redactadas al efecto.  Cada aula daba su aporte acorde con sus posibilidades, lo importante era no dejarla pasar inadvertida. Incluso se montaban exposiciones y concursos de dibujos o textos escritos.  Todo ello se llevaba a cabo tanto en las escuelas públicas como en las privadas.

Cuando se acercaba la fecha del 20 de mayo, no sólo se celebraba el inicio de la etapa republicana del país, sino también se daba inicio a la temporada veraniega.  Era entonces, que todos se vestían de blanco -entre ellos, mis padres y yo-, y acudían a los alrededores del Malecón para observar desde allí ondear en lo más alto de la fortaleza de el Morro , nuestra insignia nacional con su impactante estrella solitaria dentro de ese triángulo rojo, símbolo de la sangre derramada por todos los que han ofrendado sus vidas por su liberación. A partir de ese momento, las dependientas de las tiendas a lo largo y ancho del país acudían al trabajo vestidas de blanco.  Era impresionante ver a las empleadas acudir o salir de sus trabajos formando una gran marea blanca.

Años después se realizarían actividades en conmemoracion de éstas y otras efemérides, pero de todas ellas la que más caló en el corazón de los cubanos es la que tiene lugar todos los 28 de octubre, fecha en que los estudiantes de todos los niveles de la enseñanza, así como los trabajadores acuden a la orilla del Malecón, en el caso de la Habana o a los ríos y mares circundantes a depositar lo que se conoce como: UNA FLOR PARA CAMILO . El Comandante de la eterna sonrisa, Camilo Cienfuegos , que se ganó el amor y la simpatía de todo un pueblo, y cuya misteriosa desaparición aún está por aclarar.

Posteriormente, se incorporó a éstas el 20 de octubre, fecha en que se entonó por primera vez, nuestro himno nacional, por aquel entonces, La Bayamesa, cuya música y letra compuso Perucho Figueredo , teniendo lugar su primera interpretación en la ciudad heroica de Bayamo, una ciudad que decidió arder en llamas a rendirse a las tropas españolas.  Se declaró esta fecha como el Día de la Cultura Nacional, y a lo largo y ancho del país se celebran múltiples actividades que demuestran el amor de nuestro pueblo por el desarrollo cultural.

Igualmente, tiene una natural acogida por parte de todos los cubanos, la celebración de la fecha de establecimiento de la ciudad de San Cristóbal de la Habana en su locación definitiva: el 16 de noviembre.  Esta conmemoración, que comienza con la salida del Cabildo y sus actas en procesión por los alrededores del Palacio de los Capitanes Generales, y que culmina en el Templete ,- lugar en el que se conservan los óleos pintados por Vermay y que reflejan la primera misa ofrecida en el lugar para dar por sentada tal ubicación-, y en la cual también está plantada la ceiba alrededor de la cual se dan las vueltas y se piden los deseos tirando los centavos, cuenta con una amplia participación de la población, y máxime ahora que están cerca de celebrarse los 500 años de la misma.

Durante muchos años participé en la celebración de los aniversarios de la Ciudad.  Acudía junto a la abuela de mi hija, una ferviente admiradora de Leal y su trabajo de recuperación patrimonial, y nos íbamos a " andar La Habana" durante horas hasta las doce de la noche, sentándonos a veces a tomar café con leche en la terraza frente al parque Carlos M. de Céspedes , o tomando natillas en la Casa de la Natilla al lado de la Casa del Agua o de la Tinaja, otras recorriendo las salas del Museo de la Ciudad  o simplemente caminando Obispo arriba y Obispo abajo.  Hoy por hoy, esta fecha me llena de tristeza, pues por esas cosas de la vida, coincide con la fecha en que dí sagrada sepultura a los restos mortales de mi querida madre, esa mujer fuera de serie que contribuyó en gran medida a mi formación moral y cívica.

Durante los años que trabajé en el Ministerio de Cultura, me empeñé en que todas y cada una de estas celebraciones calaran hondo en la población a la que prestaba mi atención como promotora cultural: Plaza, el Cerro, la Lisa, Artemisa, Habana Vieja, Centro Habana  fomentando actividades para todos los niveles que contribuyeran a una mejor formación de niños, jóvenes y adultos. Hoy en día dado que ya no ejerzo dicha profesión, aprovecho las nuevas oportunidades que me brindan los actuales medios de comunicación para propagar estos valores. Pues como dijera el Maestro:  "Honrar, honra".

Felíz domingo a todos, y preparémonos, en la medida de nuestras posibilidades y deseos, a ayudar a que estos valores calen de alguna manera en aquellos a los cuales deseamos dejarle un mundo mejor basado en el amor y el respeto mutuos.