domingo, 23 de octubre de 2016

La seduccion: ¿un arte o un don?

Llevando mi vista atrás, hago una revisión mental de algunas de mis  más importantes relaciones de pareja .- aquellas que terminaron en algo más que un romance, las que me llevaron a compartir el día a día con la persona escogida-, sobre todo, a cómo se iniciaron.  Y en esta retrospectiva me dí cuenta, y no quiero que se malentienda mi actitud, que en casi todas ellas fuí yo quien tomó la iniciativa, logrando mi objetivo final: conquistarlos. No es que ellos no tuvieran las condiciones necesarias para hacerlo, simplemente me les adelanté.

Dado que analizando la cifra someramente, suman mucho más de 10, me ha dado en pensar, si para mí, el seducirlos, era parte integral de mi forma de ser o simplemente un acto de gran oficio.  

Me considero una persona muy romántica, pero sobre todo, responsable.  Mas, si todas estas relaciones se miran de una forma analítica, puede que se llegue a una conclusión errónea sobre la persona que las originó.  En ningún caso me las tomé a la ligera, independientemente de su desenlace final.  Y partiendo de este supuesto, llego a la conclusión de que mi único objetivo al mantener esta actitud de "conquista" no era otra que buscar y encontrar al compañero ideal con el que compartir todo el amor que llevaba dentro. 

 Según Wikipedia, la seducción es el acto de inducir y persuadir a alguien con el fin de modificar su opinión o hacerle adoptar un determinado comportamiento. Incluso, puede considerarse con una connotación positiva o negativa, acorde con el fin propuesto y el diccionario de la RAE va más allá al señalar que ésta consiste en "engañar con arte y maña", sin que por ello sea un acto reprobable en todos los casos.

Yo nunca lo consideré con carácter negativo, sino todo lo contrario, como un medio para satisfacer buenas intenciones. Y que mejor intención que crear un hogar estable donde criar a una familia en un ambiente de paz y armonía.

Acorde con esta descripción, me pregunto: ¿es posible ejercer esta acción si no estamos dotados de un algo especial? O, ¿es posible ejercerla contando sólo con un poco de práctica?

En mi caso, casi todas esas relaciones se iniciaron partiendo de compartir el contacto visual, pues para mí, los ojos son el espejo del alma.  En más de una ocasión me sentí cautivada por unos ojos que me escudriñaban y en los cuales podía leer la impresión que en su dueño había logrado dejar. Y éstos a su vez, se sentían atraídos por una mirada que se mantenía a su altura, sin esquivarlos. No había, por el momento, nada más.  Pero era suficiente.  Lo demás caía por su propio peso.  Por lo tanto, teniendo en cuenta mi modesta experiencia,  la posibilidad de conectar fácilmente con los demás y mi infinita fe en el ser humano, tiendo a considerarlo más un don que un oficio.

Si observamos atentamente a nuestro alrededor, nos percatamos de que vivimos rodeados de "grandes seductores", desde aquellos que están en nuestro entorno doméstico, pasando por los que conviven con nosotros en el mundo que nos tocó vivir.  Y si no, que me diga alguien, cómo decirle NO a la tierna mirada de un bebé pidiéndonos un "cargadito" o la pícara sonrisa de un marido complaciente después de haberse pasado todo un día preparando la cena con un masajito incluído.  Porque es ahí, en ese frugal instante en el que se cruzan las miradas donde se define la conducta del "seductor".

Pero no sólo ellos ni de ésta  forma ejercen su "don" o su "oficio" aquellos con los que interactuamos  y si lo dudan, analicen sus posturas ante los "sugerentes" reclamos de los que dicen representar nuestros intereses y logran que, al final, aprobemos hasta sus más increíbles y absurdas propuestas. Algunos contarán para ello con su carisma y otros, con sus aprendidas lecciones de manipulación y entonces: ¿Los considerarás o no, a éstos, unos seductores tácitos? 






2 comentarios:

  1. Me dejaste con la boca abierta...no sé que decir y no es fácil dejarme a mi sin palabras. Cuando recupere ese don terminaré este comentario...

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  2. Maravilloso, único su relato, me ientifico parcialmente.

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