domingo, 13 de diciembre de 2015

Andando por ahi, por esas calles... y parques de mi ciudad.

Tal vez para muchos, el anuncio de que La Habana haya sido seleccionada entre las  7 ciudades más maravillosas del mundo, sea algo incomprensible.  Pero, a mi, habanera de nacimiento y residente local por más de 60 años, me parece una elección que hace justicia a esta hermosa ciudad.  Pues, en esta selección no sólo se valora su aspecto físico, sino sus ambientes, su cultura y su gente.  Y, en eso, caballeros, a La Habana no hay quien le ponga un pie delante.

Me vienen a la mente sus parques, sus monumentos, sus avenidas, sus centros culturales,  sus playas, sus iglesias y tantos y tantos lugares y  rememoro cuantas y cuantas veces, a lo largo de mi vida, disfruté de esta incomparable ciudad.

  De pequeña, me fascinaba ir al Zoo de 26 a ver los monos y los leones, ( una vez Bohemia hizo una encuesta y la gente juraba y perjuraba que alli habia jirafas, cuando la verdad era que nunca las habia habido). Pero,  de todo lo que había allí, lo que más disfrutaba era montar en el trencito y jugar en su parque infantil.  También me encantaba ir al Parque Maceo, en el que había un teatro de marionetas y un parque de diversiones; no me cansaba de dar vueltas en la pequeña estrella y en los botecitos.  Ir al Coney  Island era toda una aventura: subir a la  montaña rusa (no en la grande) y entrar en el Salón de los Espejos colmaba mis ansias de exploradora. Concurrir con mi madre o mi abuela al balneario de la Concha era asegurar una mañana de sol y playa con divertidos juegos en su espléndido arenal. 

El vivir en un reparto fuera del centro de la ciudad, hacía posible el practicar juegos en la acera o en el parque de 76, donde en un primer momento estuvo instalado el Selva Club. Alrededor de las dos inmensas tumbadoras, que proclamaban su existencia, me pasaba las horas dando vueltas en bicicleta o en patines.   Pero, no sólo ahí  podia practicar estos deportes.  Tambien, solía  hacerlo en el parque de la Avenida de las Misiones, o en el del Anfiteatro de la Habana, frente a Cuba 8 donde era posible alquilar las bicis por horas y refrescar en el hoy restaurante Cabaña.  

Ya, de adolescente disfruté a plenitud de las instalaciones del  Parque Almendares, sobre todo del mini-golf al cual acudiamos la "trouppe" de primos y primos y algunos amigos los sábados por la tarde.  Otras veces nos llegábamos hasta el de Rio Cristal, donde también podiamos disfrutar de sus jardines y del Castillito.  Así como de su piscina con su imponente trampolín de 3 plantas, y observar a los bañistas al caer a través de los cristales que rodeaban la piscina.

En ocasiones, aprovechábamos y nos llegábamos al Cacahual, a rendirle tributo a nuestro Titán de Bronce y pasear por sus bien cuidados jardines.  De regreso, si era la ocasión, visitábamos la Feria Agropecuaria de Rancho Boyeros, donde era posible admirar los bellos ejemplares vacunos e hípicos, e incluso, disfrutar del rodeo  y de un vaso de leche recién ordeñada.  

Durante el verano, coger el tren hasta las Playas del Este era toda una odisea, pero al llegar y sumergirnos en aquellas aguas transparentes y aquella arena resguardada por cocoteros nos convencíamos de que habia valido la pena.  Y allí nos resguardábamos a comernos los tamales y el congrí que con tanto amor nos prepararan nuestras madres, junto a las chicharritas y los tostones, para recuperar fuerzas ayudados por una superazucarada limonada. Y allí nos manteníamos, horas y horas, solazándonos bajo las hojas de las palmeras, entrando y saliendo del agua, y  realizando infinidad de actividades lúdicas, desde jugar con balones hasta saltar a la una mi mula..a las dos mi reloj.(con sus consabidos "accidentes").

Muchos años después, trabajando ya en Cultura, tuve ocasión de disfrutar de la Plaza de la Catedral en aquellos memorables Sábados de la Plaza, en los que los artesanos recién organizados, exponían sus trabajos y los integrantes del Taller de la Plaza, regalaban sus obras, incluso, firmadas.  También de aquellas sesiones de actividades que ofrecía el Fondo Cubano de Bienes Culturales, en las que era posible admirar  importantísimas muestras del quehacer plástico contemporáneo, y las actuaciones estelares de Elena Burque y su hija Malena.   Asimismo, disfruté a plenitud el resurgimiento de la Plaza de Armas, con su Casa del Agua, su Casa de la Natilla, sus presentaciones de Libros en el Palacio del 2do Cabo, y los conciertos todos los martes de la Banda Nacional de Conciertos, teniendo como marco el fabuloso Palacio de los Capitanes Generales.

En esa época surgirian nuevos lugares de esparcimiento como el Parque Lenin. Ello me brindó nuevas locaciones donde compartir en familia algunos cumpleaños. El disfrute de los bombones que ofertaban junto al té, de las cremas de setas en Los Galápagos, de las atracciones del Parque Infantil con su imponente estrella desde la cual se pueden ver unas vistas fantásticas. E incluso disfrutar de una actuación del Teatro Guiñol en el anfiteatro en la hierba o del Ballet Nacional de Cuba en la plataforma flotante.

En estos días próximos a la Navidad, recuerdo especialmente el parque en el que hoy esta instalada la Heladería Coppelia, porque en él solían instalar un árbol de Navidad Gigante y mis primos y yo solíamos sentarnos allí, cuando salíamos de disfrutar de los programas de la tele en CMQ y terminábamos nuestra "Caza de Autógrafos"  Eran días realmente maravillosos, como esa Ciudad que me vio nacer.

Amigos, La Habana es una ciudad bullanguera y bulliciosa, y así también es su gente: campechana y excelentes anfitriones.  Y es a ellos, a quienes se debe en particular, el que La Habana haya alcanzado tan ansiada distinción.  

Sólo me resta, a aquellos que no la conocen aún, invitarlos a que lo comprueben por sí mismos.  Y a los que están conscientes de ello, a que lo celebren brindando por esa ciudad, capital de todos los CUBANOS.

Felicidades, Amigos...Felices Fiestas...Nos vemos en el 2016










domingo, 6 de diciembre de 2015

Dos cincuentenarios no hacen un centenario...

Los miembros de los antiguos pueblos europeos decían, al cumplir los 35 años de edad, que habían llegado "a la mitad del camino de la vida".  En Cuba, solemos expresar, cuando arribamos a los 50 años de edad, que hemos llegado a "la media rueda".  Para algunos, es "ponerse interesante" para otros, es volverse "titimaníaco". 

 Para mí,  fue el momento de replantearme qué iba a hacer con mi vida.  Y supe que para mí lo más importante era la familia.

Marzo de 1998:  Mi hija esperaba su primer bebé.  Se había marchado a España en el año 1993, se había casado y ahora estaba embarazada y su embarazo era considerado de alto riesgo.  Y me reclamaba a su lado.

 Desde 1994, había abandonado mi trabajo en el Min. de Cultura y , aprovechando las oportunidades que sólo se dan una vez en la vida, había comenzado como Trabajadora por cuenta propia y me dedicaba a dar clases de idiomas.  No obstante ello, como profesional, para poder ir a visitarla tenía que solicitar la correspondiente autorización al referido ministerio.  Después de mucho bregar y gracias a la ayuda de personas como Estela Sotomayor, logré mi objetivo.  Obtuve las autorizaciones y permisos pertinentes, asi como el correspondiente visado y cogí el avión rumbo a Valencia, para cumplimentar mi segundo viaje a la Madre Patria.

Gracias a la atención recibida y el reposo, su embarazo llegó a buen término el 16 de julio.  Mi nieto, que no ha perdido la costumbre, llegó tarde y nos perdimos la canastilla que ofrecía la Reina Sofia a los niños que nacieran el mismo día que su primer nieto: Froilán.

En agosto de 1998, pude celebrar mi 50 cumpleaños.  Fue algo memorable pues, tras varios años de separación, volvíamos a estar juntos, en compañía de familiares y amigos.  Y lo hicimos a la Cubana, con música de los Van Van y mojitos de Havana Club.

  Desconozco los motivos, pero las efemérides han estado siempre muy vinculadas a mi vida.

1964:  Mi primera boda tuvo lugar un 27 de noviembre.

1964: El primer condón que utilicé en mi vida se rompió un 13 de marzo.

1965: Mi primogénito debía ver la luz 9 meses después, el 7 de diciembre, pero como el médico-partero tenía prisas por terminar su turno de 24 horas, me indujo el parto y mi bebé vino al mundo el día 6 de diciembre a las 11:15 pm lo que hizo que no ganase la canastilla que ofrecia la Federación de Mujeres de Cuba por la efemérides.  Pero, como lo tenía to'pensao, cuando me preguntaron por el nombre, dije sin ti-tubear:   RAUL ANTONIO.

Hoy, aquel niño que nació pesando 7 y media libras ,que al nacer aspiró el liquido amniótico , quien literalmente  me sacó las entrañas del cuerpo  y es un superviviente, cumple 50 años.

Y mira por donde, aquí en España donde reside hace casi 20 años, el 6 de diciembre es FIESTA NACIONAL.  Se celebra el "DIA DE LA CONSTITUCION".  Aquella que fue aprobada en 1812.  Así, que VIVA LA PEPA y larga vida a mi tonyrod@.

Y esta vez, lo celebraremos a lo hispano-cubano-latinoamericano: con gambones, Havana Club y música de Oscar de León.

Están todos invitados.   






domingo, 22 de noviembre de 2015

Y devine Instructor... que es hacerse promotor

Leer es un placer.  Y, si se trata de un libro  como EN EL CIELO CON DIAMANTES de Senel Paz, lo es aún mas. Con él disfruto de la lectura y de las imágenes que se agolpan en mi memoria.  Me parece estar ahí, en primera fila, observando el arribo masivo de jóvenes estudiantes. Los futuros beneficiarios del novedoso Plan de Becas, complemento de la finalizada Campaña de Alfabetización.  Jóvenes que "repoblarían" las calles del casi deshabitado Miramar, en busca de un futuro mejor.  Y, entre ellos, los integrantes de las primeras promociones de la recién creada Escuela Nacional de Instructores de Arte (ENIA).

Jamás pensé, al recibir mi primer carné laboral del entonces Consejo Nacional de Cultura que, gracias a una mera cuestión burocrática,  con el devenir de los años, me convertiría en uno de ellos.  Cosas del Orinoco, que yo no entiendo ni tú ,tampoco.  Pero, ANSI ES LA VIDA.

Aunque en plantilla constaba como INSTRUCTORA DE TEATRO,  yo era en realidad una de aquellas chicas que "vivía del cuento" : era Narradora de Cuentos infantiles.  En calidad de tal, me ubicaron en los regionales de Plaza y Artemisa. Por  aquel entonces La Habana estaba dividida en Habana-Ciudad y Habana-Campo y teníamos que atenderlas a las dos.  Debido a esta dualidad, tuve la oportunidad de compartir y de conocer el día a día de aquellos trabajadores de la cultura.  Seres extraordinarios que se esforzaban al máximo y con un mínimo de recursos por desarrollar el arte y la cultura en sus comunidades.  Ëpoca de esplendor del movimiento de Aficionados con sus consabidas actividades en todo tipo de locales y plazas.  Pluridad de festivales: de base, regionales, provinciales y nacionales en las diferentes categorías: niños, jóvenes y adultos.  Eventos auspiciados por las organizaciones de masas y estudiantiles. y cuyos participantes gozaban de una licencia especial.  Toda una efervescencia cultural.  Fuente de talentos profesionales, de la que surgirían grupos como Moncada, Sierra Maestra , Rumores del Hórmigo.  Y, también  glorias de la cultura cubana: Daisy Granados, Alina Sánchez y algunos bailarines del Conjunto Nacional de Danza Moderna como Leonel Valdés; artistas plásticos de la calidad de Cecilio Avilés y García Peña y muchos otros que harían muy larga esta lista.

Artemisa, además del recuerdo que guardo de sus sabrosas pizzas y batidos de plátano y las largas horas de espera en la términal para ir y venir, es un lugar que considero trascendental en mi trayectoria laboral y personal.  Mi encuentro con Ramón Barata, por aquel entonces Instructor de Danza,  me introdujo aún más en el entrañable mundo del instructor y junto a él protagonicé uno de los episodios más extraordinarios de mi vida: una boda "relámpago" después de un noviazgo de siete días (mi boda No. 3).  No cabe duda, fue "amor a primera vista"  y aunque el matrimonio no superó los dos años de existencia, agradezco mucho lo que aportó a mi formación PERSONAL:  me enseñó a cocinar y a asumir la vida desde otra perspectiva; SOCIAL :me introdujo en su circulo de amigos que luego devendrían los mios para toda la vida  y LABORAL: me enseñó qué era un verdadero promotor cultural y, cuál su deber social.

Recorrí a su lado los caminos de la profesión:  preparación física y metodológica, seminarios, reuniones, actividades, festivales, participación en los Carnavales y festejos tradicionales y populares, además de otras facetas del quehacer cultural.  También conocí, de primera mano, anécdotas relacionadas con todo el riguroso proceso de selección que los condujo a él y a Héctor Téllez (ambos naturales de Santa Clara)  hasta las instalaciones que ocupaba la ENIA  en el otrora exclusivo hotel Comodoro.

Supe del selecto claustro de profesores actuante en el Centro en todas las manifetaciones: Teatro, Danza, Música y Artes Plásticas, integrado por personalidades de la talla de Antonia Eiriz y Humberto Arenal, entre otros.  De su cotidianidad y, fui participe de sus confesiones respecto a las "diabluras" que, como jóvenes al fin, tenían lugar entre ellos.

Nunca me sentí más felíz durante mi vida laboral que cuando compartí con los Instructores de Arte de los diferentes territorios. En especial, con los de las Casas de Cultura del Cerro, Plaza, la Habana Vieja y La Lisa.  Constituíamos una gran familia. De entonces data mi amistad con un gran número de ellos:  Bárbara, Livio, Zenaida, Yamila, Josefa, Nelsa, Cervantes, por sólo mencionar algunos.  Al igual, que con una buena parte de los metodólogos y personal técnico-administrativo relacionados con ellos., como Zulma y Ana Tania.

Pertenecer a la Brigada " Raúl Gómez García" fue para mí motivo de orgullo.  Muchos de mis compañeros recibieron Distinciones, Ordenes y Medallas conmemorativas por su ejemplar labor en el rescate y promoción de nuestro patrimonio cultural.  A mi me cupo el honor de ser la primera instructora de Arte en Licenciarse en la Universidad, elegida por sus compañeros del CNC Provincial Habana, en los cursos para trabajadores que obtuvo la Distinción V. I.Lenin otorgada por la CTC-R.

 Hoy, muchos de los integrantes de las nuevas  brigadas de Instructores de Arte, continuadores de aquellas primeras promociones, ejecutan su quehacer cultural dentro y fuera del país. Transmiten a las  nuevas generaciones sus valores ético- socio-culturales. Promueven el desarrollo del movimiento de  artistas aficionados en todas las manifestaciones y en todos los niveles sociales. Contribuyen a hacerle la vida más grata a niños, jóvenes y adultos,  mostrando que el arte y la cultura establecen fuertes vínculos entre los seres humanos, demostrando con ello que UN MUNDO MEJOR ES POSIBLE

Llegue a todos  ellos  mi eterno agradecimiento  por haberme permitido ser, entre ellos, UNO MAS.

domingo, 15 de noviembre de 2015

Paris en la memoria de una cubanita....Algo para recordar

1954:  Además de ser el Año de la Serpiente, fue un año de importantes eventos en el plano familiar:
- en el mes de marzo: nace mi hermana menor y termina mi reinado como hija única,
- en el mes de junio, da comienzo  una aventura similar a la de Julio Verne: la vuelta a una parte del mundo en 180 días.

Como mi hermana era muy pequeña para un viaje tan largo, mi padre decide que iríamos solamente ellos y yo... y comenzó a hacerse  realidad el sueño de todo niño...visitar aquellos lugares que sólo conoce por postales o la tele...

Partimos del Puerto de La Habana en el ferry Havana-Miami, arropados por familiares y amigos que acudieron a desearnos un feliz viaje.  Al llegar a Miami, continuamos el trayecto Miami-Nueva York por carretera.   En esta etapa, visitamos lugares tan interesantes como el mítico lugar en Washington desde el cual Martin L. King proclamara aquellas proféticas palabras en pro de los derechos de los negros norteamericanos:  "I have a dream..." y propugnara su odio a la violencia.

El arribo a la Gran Manzana fue impactante.  Los rascacielos, el intenso tráfico, las aceras colmadas de personas que iban y venían tan deprisa y las calles llenas de luces y letreros.  Los grandes salones y pasillos del hotel con sus alfombras rojas y grandes lámparas.   Apenas nos acomodamos en el cuarto reservado de antemano, mi madre me llevó a un gran centro comercial y me compró una muñeca que era casi tan grande como yo.   Después de una breve estancia en esta gran urbe, con las consabidas visitas al Central Park, el Empire State (en aquella época, el edificio más alto del mundo) y el concurrido China Town, nos embarcamos rumbo al Viejo Continente a bordo del trasatlántico  "Andrea Doria".

La travesía duró 9 dias, durante los cuales disfruté a plenitud de todas las comodidades que este enorme navío ofrecía: sus salones, su  piscina, el camarote y, sobre todo, del bar junto a la piscina de nuestra Cabin Class, en el cual el barman me preparaba una exquisita limonada "especial para niños"  cuyo sabor  aún conservo en mi boca.

Llegamos a Génova un precioso día de verano y pusimos rumbo a Roma. A lo largo del trayecto, tuvimos oportunidad de visitar la torre de Pisa, que a mi me dio mucho miedo porque pensaba que se iba a caer y nos iba a aplastar.   Una vez en la Ciudad Eterna, pudimos apreciar la belleza de la Capilla Sixtina, las aterradoras Catacumbas, tirar algunas monedas en la fontana di Trevi e imaginarnos al circo Romano en el Coliseo, con los gladiadores luchando a muerte por sus vidas.  Celebramos mi cumple en  esta hermosa ciudad y continuamos viaje hacia la Ciudad Luz: Paris.

París, con todo, resultó la más impresionante de las urbes visitadas hasta ese momento.  La vista de aquella   mole de hierro: la Tour Eiffel.  El ir y venir por los Campos Eliseos pasando por el Arco de Triunfo. El observar a orillas del Sena las pequeñas y grandes embarcaciones que surcaban sus aguas y, sobre todo, el entrar en contacto con aquellos paisajes de ensueño en los que, en mi mente, se desarrollaban los cuentos de hadas:  el Grand y Petit Versailles.  El inesperado encuentro con aquel inmenso ataúd en medio de aquel salón en la iglesia de los Invalides al lado del cual veía un sombrero que había pertenecido a Napoleón. Y todo esto, para una niña de mi edad resultó mucho más interesante que la visita al Museo del Louvre para ver la famosa Mona Lisa, con su enigmática sonrisa en aquel diminuto encuadre.

Pero, de todo esto, lo que guardo aún impreso en mi memoria son las imágenes de los souvenirs de las salidas nocturnas de mis padres por las alegres calles de París.  Los programas de los espectáculos del Moulin Rouge, el Folies Bergere y el Lido, por sólo mencionar los que más estimularon mi mente infantil.  Aquellas fotos en las cuales los bailarines y figurantes vestían ( o mejor, no vestían) su brillantes maillots mostrando gran parte de su anatomía al desnudo, meramente cubiertos por el maquillaje dorado que portaban causaron un gran impacto en mi imaginación. Ellas me dieron la oportunidad de conocer aquellas partes del cuerpo humano desconocidas para mi.

Y, aunque nuestro periplo no terminó aquí, es a esta increible ciudad, llena de música, arte, alegría y gente encantadora, a la que quiero dedicar mi entrada de hoy.  Es mi deseo dejar constancia de mi apoyo incondicional a esa ciudad y a su pueblo, no sólo por haber promulgado los valores que defendieron con la Revolución Francesa de 1789, sino por ser la Ciudad Luz, la que abre sus puertas y su corazón al resto del mundo brindándole la posibilidad de compartir esos valores conquistados a tan alto precio, y demostrarles que La Vie est Belle y vale la pena luchar por ella.

Viva Paris  !

domingo, 8 de noviembre de 2015

La suerte es loca...y en algún momento, a todos nos toca

Siempre he oído decir que "pisar mierda da buena suerte"...hasta Serrat lo asegura pero... ¿cuántos lo hemos podido comprobar en carne propia?

Hace unos años, estando aún en mi querido Alturas de Belén, me levanté muy temprano y me llegué a la bodega que me quedaba casi enfrente.  Antes de poder llegar al mostrador, mis pies se posaron sobre algo de textura indefinible y de muy desagadable olor.  El bodeguero, que era una gente muy simpática que siempre estaba de buen humor, me espetó la consabida frase.  Sin pensármelo dos veces, me fuí al punto  más cercano y me jugué algo de dinero al numero siete.  Y ¿sorpresa?... salió premiado y me di un fiestón.

En otra ocasión, después de la muerte de mi madre y en pleno Período Especial, mi entonces novio y yo , decidimos casarnos.  Sería la 5ta. boda. Pero habia un gran problema: no teníamos ni un quilo prieto partido por la mitad.   En esa época, era muy común buscar fondos utilizando "rifas". El número ganador dependía de la Lotería que se jugaba en Venezuela. Mi madre, me había dejado, entre otras cosas, unas cortinas de encaje.  Ni corta ni perezosa  se lo comenté a mi suegro y éste me dijo que él se encargaría.  Antes de marcharse con el paquete,  nos pidió que escogiéramos tres números. Yo escogí el 26, el 45 y el 48.  Llegada la noche y de regreso a casa, mi suegro me estaba esperando.  Llevaba el paquete en la mano y me dijo: "Aquí tienes".  Yo me quedé de una pieza, pues deduje lo peor.  Al ver mi expresión se apresuró a extenderme un sobre.  Dentro habían unos 3 000 mil pesos M/N.  Me dijo "ya yo cogí mi parte"  Yo seguía sin entenderle hasta que nos explicó, que cuando terminó de vender la rifa, cogió el dinero y lo apostó en un "candado" con los tres números que habiamos elegido...Y, como ya podréis suponer.... habían resultado ganadores....Y lo mejor, es que ese día, en el Centro de trabajo de mi compañero, también habían rifado unos jabones y como escogimos los mismos números, nos habiamos llevado el premio: Unos Jabones DOVE .  Díganme si eso es o no tener suerte.

El jueves pasado me fui a dormir a casa de mi hijo en Valencia capital.  Cuando me apee del Metro pasé por el kiosko de la ONCE que hay alli y ví un billete terminal 54...y pensé: "Bueno, yo soñé con comida mas en mi mente lo asocié al 45, pero este es el 54...y decidí no comprarlo...Mi nieto, mientras comíamos puso la tele  y estaban transmitiendo el sorteo de la ONCE  y....¿sorpresa?  Salió el terminal 54. A la mañana siguiente, me voy corriendo porque tenía que asistir a un seminario.  Al pasar por el kiosko, le comento al vendedor acerca del mismo y me contesta que a él aún no le han dicho nada.  Entonces, decido, como siempre, dar mi acostumbrado aporte a esta institución que tanto hace por los discapacitados visuales.  Pido dos rascas de 0.50 euros y uno del juego de las 7 y media.  Rasco el primero, nada,;rasco el 2do. y ¡vaya! me gano 0.50 euro.  Rasco el 3ro. : Primero, veo lo que tiene la Banca .- por aquello de que la banca siempre gana-...Caray...6 y medio...Pienso, a eso no le gana nadie.  Mas cuando rasco....!sorpresa!  Tenía las 7 y media.  Le gané a la Banca....Premio:5 euros.  En total, 5.50 euros.  y la satisfacción de saber que era una mujer con suerte.

Hace poco, estuvo de visita en mi casa un amigo cubano que vive en Italia.  Para entretenernos nos pusimos a jugar al dominó.  Las tres primeras datas, las ganó mi amigo.  Pero, las otras dos, las gané yo.  Y cuando me disponía a jugar la 3ra.  me dijo: "Se acabó el juego"  Yo le pregunté que por qué.  Y me respondiö: "Porque si ganas una más estaremos empatados y a mí, no me puede ganar una mujer"  Me sonó algo machista, pero comprendí que él también sabía que la suerte me acompañaba.

Pero, no sólo en el juego, también en mi vida personal.  Tuve unos magnificos padres y familiares en general, que me mimaron y apoyaron siempre. Unos hijos y nietos que son mi mayor orgullo.  La fortuna de haber nacido en esa Isla de la que Colón dijera: "...es la tierra más hermosa que ojos humanos vieran".  La dicha  de estar entre los que aún pueden disfrutar de sus amaneceres.  La posibilidad de tomar parte en tantos y tantos eventos y acontecimientos que hicieron historia .  El haber recibido una esmerada educación a cargo de excelentes profesores.  Disfrutar de una vida amorosa extensa y plena en la que logré algo que pocos han alcanzado: conocer y compartir con su "alma gemela".  El placer de realizarme como profesional y tener la oportunidad de trabajar y estudiar junto a verdaderas estrellas en todas las ramas de la Cultura, no sólo de mi país. El honor de participar en proyectos novedosos que aportaron mucho a mi formación y sobre todo, tuve la suerte de conocer a esos AMIGOS que todos los domingos, toman un poquito de su tiempo para leer todas estas vivencias que con ellos deseo compartir.

Y ahora, díganme, si soy o no UNA MUJER CON SUERTE.

Hasta la próxima.  Feliz Domingo.




domingo, 1 de noviembre de 2015

Mis Santos Inocentes de Alturas de Belén

Son las diez de la mañana.  Enciendo el televisor para disfrutar por enésima vez de mi serie favorita"Mujeres Desesperadas"  Hoy, es el último capítulo y cuando termino de verlo me percato de que por primera vez cobra sentido para mí aquella frase que una vez oí:  "Qué solos nos dejan los muertos"

 Y, me imagino como Susan. dando una última vuelta al reparto en el que transcurrieron los primeros 62 años de mi vida.

Subo por 78  y  antes de doblar la esquina de 55 escucho a mi amiga Victoria interpretar al piano una de aquellas melodías tantas veces compartida, mientras en la acera de enfrente están mis queridos Nora y Lavin, preparando, una vez más, los bultos de su próxima permuta.  No más doblar la esquina, está Doña Vicenta, como siempre, toda vestida de negro sentada en su blanco sillón.  Desde allí, contempla a su hija Amalia regar las plantas y a su yerno Jaime sacarle brillo a su super cuidado Opel rosa.

Sigo mi camino. Doña Encarnación,  en su portal,  espera el regreso de su marido que es taxista y de su hijo Evaristo.  Mientras, desde detrás de la reja de la ventana su nuera Clotilde contempla la escena y me da las buenas tardes.  Justo antes de llegar a mi casa, sale a mi encuentro Isabel con una bandeja de sus exquisitos tamales y me invita a probarlos.  Alzo la vista y me percato que desde el pasillo superior Lina observa a Carlos conversar con Coro a la espera del retorno de su marido, Tico.

Ante la escalera de mi casa, me aborda Héctor y me invita a que opine sobre su obra más reciente , y observo que Norma está enfrascada en devolver a una muñeca su look original.  Cuando logro llegar a mi casa, saludo a mi padre que está frente a su mesa.  Ejecuta un proyecto para algún vecino.  Mi madre, a su lado , no cesa de darle al pedal de su querida máquina de coser.  Me pregunta cómo me fue el día y si ya Lorenzo regresó.  Acto seguido cojo la libreta, me llego a la bodega y saludo al viejo Alfredo,a Roberto y a Victor, los bodegueros.  Detrás de mí escucho una voz que dice: "Todos los pájaros comen arroz y el totí carga la culpa".  Me viro y veo a Pastora avanzar con sus muletas en compañía de su hijo mayor, recién llegado de USA.
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De regreso , me topo con Mirta que barre la calle y le pregunto por Villita y por Teté.  Justo  en  ese momento  llega Beto en su bici y le recuerdo que tenemos dominó a las tres.  Al llegar a casa me doy cuenta que debo pasar por la  de Toñita a recoger unas camisas.  Salgo y saludo a Carlos y a Blanquita, que se solazan en su portal.  Ese mismo portal donde, años más tarde, Irene dará de voces a su nieta y la otra Irene se sentará a coger el sol en sus piernas.  Atravieso la calle y me tropiezo con Pirolo que acaba de llegar de sus clases de química.  Saluda a Edilia que espera el regreso de su nuera de España a la vez que su suegro, Miguel, baja la escalera maletín en mano para intentar arreglar el viejo Admiral de mi papá.

Nuevamente en casa, pienso que debo saludar a Doña Macusa.  Me llego hasta su casa justo a lado de la de Martha y de Nelsito. Sentadas en el salón nos llega, como un eco, el sonido de las piezas que interpreta Hortensia. Ante mi, surge la imagen de Jesús, ese joven bombero que en una noche de juego perderá a la ruleta rusa.  Y no tendrá la oportunidad de conocer a  aquel otro joven que, durante su Servicio Militar Obligatorio, ofrecerá su vida por salvar la de otros y de quien su abuelo Moré estaría siemmpre orgulloso.

De vuelta a casa, observo que Julio está en su portal vigilando su camión, temeroso de que  Ezequiel le dé un golpe con su rastra.  Escuchamos el sonido inconfundible de la super-casetera de Luis que viene por la acera y a quien Marta le brinda su mejor sonrisa.  Albertina observa benevolente la escena, aunque un poco preocupada por la tardanza de Ochoa y porque no ha visto en todo el día a su vecina Zaida.

Sentado en el escalón del pasillo me encuentro con Chala, le pregunto por Migdalia , la jimagua y por Zenaida.  Patria, desde la otra acera, se pelea con los chicos de la cuadra ante la mirada aprobatoria de Rosa y de Emma.  Se acerca Linares al grupo para invitarlos, a todos, a la próxima sesión de trabajo voluntario.

Veo a Victor, el marinero y le recuerdo que él , Delia y yo tenemos un compromiso para nuestro ya cercano cumpleaños : la comida va por mí pero, la bebida va por él.

Por fin, ya en casa, me siento en mi portal y contemplo a todos y cada uno.  Guardo en mi memoria incontables recuerdos y vivencias en las que todos y cada uno ha jugado un importante papel. A todos he brindado un lugar en mi mente y en mi corazón.  Se que no están todos los que lo merecen y por ello, pido mil disculpas.

Poco a poco, sus figuras se desvanecen, y entonces llego a comprender  lo solos que nos dejan los muertos.







domingo, 25 de octubre de 2015

¿Creer o no creer?...casos y cosas insólitas

Por diversas razones, mi formación personal ha tenido un carácter mas bien escéptico.  Sin embargo, el afrontar diversos acontecimientos a lo largo de mi vida me han hecho pensar que existen cosas más allá de toda explicación racional.  Y , como casi siempre sucede:  "Al que no quiere caldo, tres tazas".

Mi niñez, bastante placentera, no estuvo exenta de momentos en que sin duda alguna, tomó parte activa mi Angel Guardián.  A los nueve meses, fecha en que ya caminaba  con bastante soltura y teniendo las piernas enyesadas por terapia correctiva, me las agencié para subirme a la azotea de la casa .  Estando casi al final de la misma y  en un giro inesperado, me vi rodando escaleras abajo ante la mirada atónita de mi madre y mi cuidadora. Pero cual no sería su sorpresa al percatarse de que, a pesar de la aparatosa caída, no tenía ni un arañazo.   Otro tanto ocurrió cuando, al cumplir los 3 años de edad, me subí al Hudson propiedad de mi padre por aquel entonces. Y, nadie sabe cómo, puse en marcha el auto. En el interior del mismo me vi  yendo calle abajo hasta el Hueco (55 y 80)   y por mucho que corrieron no pudieron alcanzarme hasta que el auto paró por si solo al embarrancarse...¡Menudo susto! pero , de nuevo, milagrosamente salí indemne.  

Ya mayorcita, en el año 1954, mis padres decidieron hacer un recorrido por el mundo y me llevaron con ellos.  Durante nuestra estancia de verano en USA, fuimos a visitar el Parque de Diversiones de Long Island y, como casi siempre pasa, ante la menor distracción de mis padres, me puse a andar y, me perdí en la multitud.  Mis padres angustiados pidieron ayuda a la policía, quienes me encontraron tranquilamente sentada en la arena jugando con la arena, como acostumbraba a hacerlo en las playas de mi Cuba.  Pero esta vez fue diferente.  Mi madre reaccionó muy alterada. Me imagino que por el grado de tensión al que estuvo sometida.  Y me puso las posaderas al rojo vivo...Lógicamente, aprendí la lección, pero no dudo ni por un momento que en  este caso también intervino mi Angel de la Guardia.

Siendo una adulta me he visto envuelta en episodios a los cuales no he podido dar una explicacion más allá de lo inexplicable.  Incluso he llegado a pensar que voy a saber cuál será el ultimo día que vea la luz del sol ( y no por las cataratas),

Me imagino que no soy la única a la que le han sucedido cosas como éstas, pero aún así, su existencia sigue siendo un enigma para mí.  Desde muy joven comprendí que algo fuera de lo normal me sucedía porque, no más pensar en alguien a quien hacía algún tiempo no veía o no sabía de él, era motivo suficiente para que durante ese día recibiera o bien una llamada o bien su visita.   Incluso, durante mi 4to matrimonio, mi esposo y yo teníamos una confianza infinita el uno en el otro, a tal punto, que pocas veces nos preguntábamos sobre nuestros compromisos durante el día o la noche.  Sin embargo, para mí esto no era  un problema, porque bastaba media vez que pensara en él, para que me lo encontrara en los lugares más disímiles sin que yo lo esperara y sin que él se diera cuenta. (Que conste que no lo estaba espiando jaja)

Estas percepciones fueron yendo a más, y un día, durante mi 6to matrimonio, estaban conversando en la sala de mi casa una amiga y mi esposo.  Yo estaba en la cocina preparando un café.  De pronto, me asomo y les digo: "Va a sonar el teléfono.  Es Fulano...Va a decir tal cosa.  Respóndanle esto otro" y no habia terminado mis palabras cuando sonó el teléfono y todo sucedió como les había dicho.  Se quedaron que no sabían que decir.   Fue algo inesperado.  Jamás pude darles una explicación.  Simplemente, sucedió.

  En otra ocasión, estábamos sentados unos amigos y yo en la sala jugando dominó y les conté que habia soñado que alguien (una figura femenina, tal vez una orisha) me había comunicado que el bebé que traía la esposa en su barriga era una niña, que nacería tal día, a tal hora, que pesaria tanto, que debía nombrarla de tal modo y que yo debia ser su madrina. Todos me miraron de forma incrédula.  Pasaron los meses y otro dia, que también estaban en mi casa compartiendo, le entraron unos dolores bajo vientre a la esposa.  Yo les dije que no se preocuparan, que aún faltaban dos días para la fecha que me habían dicho.  Ellos, temiendo lo peor, decidieron ir a Maternidad de Linea.  Cuando llegaron, el médico que los atendió les explicó que aún no estaba de parto pero, que prefería dejarla ingresada por si acaso.   Dos días después, tal como me habían vaticinado, tuvo lugar el parto a la hora referida y la niña, tenía casi el consabido peso al nacer.  Les recordé, cuando fui a visitarles, que debían cumplir con el resto de la profecía.  El día del bautizo, me enteré que habían decidido que la madrina fuera su hermana pero, que yo podría ser la madrina de brazos y en cuanto al nombre, no se lo pusieron oficialmente, pero cuando el cura comenzó a decir el nombre yo agregué el que faltaba.  Dicen los creyentes que la desobediencia se paga cara y, desgraciadamente en este caso fue así.  Los padres, que mantenían una preciosa relación, se divorciaron y la niña, sufrió ampliamente a causa de esa separación.

Aunque este suceso no tuvo un final feliz, al menos no fui la portadora de noticias tan terribles como sí había sucedido un tiempo antes.  

Durante el primer año de mi 7mo matrimonio, yacíamos mi esposo y yo en la cama durmiendo cuando de pronto me desperté muy sobresaltada.  Me giré hacia él y le dije: "Va a sonar el teléfono, cógelo, es para tí. Te espera una mala noticia"  Efectivamente, a los pocos segundos sonó el timbre.  Era su hermana que quería informarle que su sobrino había sido agredido, lo estaban operando pero, estaba en estado crítico. Ante su reacción, no quise comentarle que había tenido un sueño en el que había visto, como espectadora, a las mujeres de su familia todas de luto riguroso saliendo de un portón de estilo sureño y encaminándose hacia lo que parecía una sepultura bajo un árbol muy frondoso.  En el sueño, me giraba y ante mí aparecía un vendedor ambulante de bollitos de carita que intentaba venderme alguno.  Dije no y me desperté.  Una vez que mi esposo se marchó al hospital, llamé a un amigo y le pregunté sobre el significado del sueño.  Este me respondió que soñar con comida y sobre todo, con bollitos de carita, significaba muerte.  Y resultó cierto.  El joven no sobrevivió a la operación. Fue un suceso muy doloroso para familiares y amigos y me llevó mucho reponerme por haber sido portadora de tan nefasta noticia.

Después, he tenido otras experiencias que podríamos nombrar como "sobrenaturales", pero ninguna con tan terribles consecuencias como la antes referida.  Y todo ello me ha llevado a reflexionar sobre mi escepticismo, pues como decía Santo Tomás, ver para creer o vista hace Fé  y en mi caso, como ya dije antes, al que no quiere caldo, tres tazas.

Una vez más, agradezco vuestro tiempo y vuestra paciencia.  Ah, y tambien, vuestra amistad.

Hasta la próxima.  Feliz Domingo.


  

domingo, 18 de octubre de 2015

¡Que no cunda el pánico...Miedos, fobias y temores

Todos sabemos que el miedo es una reacción instintiva ante lo desconocido.  

En mi caso, he vivido condicionada por dos grandes temores que al final devinieron fobias:

- el miedo a ser enterrada viva (surgido a raíz de la lectura de un cuento de Edgar E. Poe, en plena adolescencia y alimentada por numerosas leyendas de posibles casos, como el de Roberto Faz o Joaquín Pardavé) y

- el miedo irracional a esas criaturas de cuentos de hadas que, aunque para mí, de aspecto desagradable, reconozco que son de las más inofensivas y útiles que habitan nuestro planeta:  LAS RANAS.

Mi madre solía preguntarse cómo era posible que a una persona, que le tenía tanto miedo a las ranas, pudiera gustarle tanto el comer ANCAS DE RANA.  Pero, es que la "gimnasia" nada tiene que ver con la "magnesia".  Y el hecho de que me encanten las susodichas y las considere un exquisito manjar es, a la larga, una de las consecuencias de la fobia que me creaba la sola visión de una de ellas.

El considerarlas unos seres algo repulsivos debe estar en relación directa con la sensación de frialdad que produce el mero contacto con su viscosa piel.  No puedo decir qué lo desencadenó.  En mi casa, era mi Madre quien "sacaba" las ranas del baño (su lugar preferido).  Si el miedo puede ser inducido o hereditario, pues suponed la respuesta.

En la misma medida en que me fui haciendo mayor, se acrecentaba mi fobia.  Intenté dominarla, tal como había hecho con el hábito de fumar.   Mi mente hizo su mayor esfuerzo  pero, falló en el intento.  Llegué, incluso, a colocar una rana roja (de plástico) en mi mesita de noche y hasta hacer de la Rana René mi personaje favorito pero, no bastó.  En cuanto se acercaba la noche se incrementaban mis temores de que estando tranquilamente sentada en el sofá o yacente en la cama, pudiera saltarme encima.-  desde el jardín y a través de las tablillas de las ventanas-, alguna de esas inquietas criaturas. Incluso, en la cocina, la posibilidad de encontrar una de ellas escondida en alguna vasija me hizo tomar medidas drásticas: coloqué paneles de tela metálica a todo lo largo y ancho de mi casa y sólo así, comencé a respirar un poco y conseguir dormir sin sobresaltos.  Llegué, inclusive, a considerar como una condición sine qua non a la hora de buscar pareja que ésta fuera capaz de "coger" a dichos intrusos y expulsarlos sin miramiento y, cuando no tenía pareja, contaba con la "colaboración desinteresada" de dos amigos, quienes estaban dispuestos a correr en mi auxilio a cualquier hora del día o de la noche para librarme de tan "aviesa" amenaza. 

El temor a su posible contactó me dominó de tal forma que, en una ocasión, a punto de salir a dar un paseo con mi pequeña, se interpuso entre nosotras una de estas "adorables" criaturas. Quedé literalmente paralizada.  No podía ni hablar ni moverme.  No quería alarmar a mi pequeña ni contagiarle con mis miedos...pero estaba en estado de shock:  sin saber que hacer ni que decir.  No ha sido ésta la única ocasión en que me he sentido así.  Aunque en otras ocasiones, sucedía lo contrario:..me daba por echar a correr incluso, en medio de una ducha sin parar mientes en que estaba como Dios me trajo al mundo.

Este miedo casi paranoico me persiguió durante muchos años (casi hasta que decidí venirme a vivir a España).  Por su culpa tomé decisiones que afectaron mi vida, como por ejemplo, cuando decidí no estudiar Medicina porque supe que en los laboratorios se hacían prácticas con dichos animalitos.

Durante mi época laboral, los Trabajos Voluntarios de Fin de Semana o Quincenales eran algo muy común y necesarios si querías acumular Méritos Laborales.  Por lo general, de desarrollaban en el sector agropecuario y siempre estando en ellos prevalecía el temor de tener que enfrentarme a ellas en los albergues, las letrinas, las duchas o en los campos.  Y por aquello de que:  al que no quiere caldo, tres tazas...las susodichas hacían acto de presencia por todas partes,  me caían encima y hasta  estuve a punto de atragantarme con una que se introdujo en mi jarro del café.  Por ello, no acudía a ningún lugar sin un "ángel protector" que estuviera bien dispuesto a deshacerse de tan  malévolas" criaturas. Y antes de dormirme, "sellaba" bien el mosquitero, revisaba la litera con la linterna y no me levantaba hasta el toque de diana.

Estoy convencida de que el miedo irracional nos lleva a cometer acciones absurdas.  Por los años '90, durante mi 5to matrimonio, trabajaba y residía en la zona del Guatao.  El baño de la casa, cuyo techo no estaba completamente cerrado por los costados, era un "paraíso" para los susodichos seres.  Había allí, en los tabiques, toda una colonia y su croac croac era un canto infinito.  Tan era así que, si en algún momento sentía una necesidad imperiosa, en vez de ir al baño me iba al patio.  Mi suegra que observaba mis movimientos, un día me comentó: "No entiendo lo que haces.  Salir ahí a estas horas puede ser muy peligroso"  (Cerca de allí había una Granja de Reclusos y ya habían tenido lugar penosos incidentes)..."Además, el patio está lleno de ranas"  A lo que yo respondí:  "Si, lo sé pero, yo no las veo".

Mi vida llegó a convertirse en una eterna pesadilla. Vivía condicionada por el miedo.  Y decidí plantarle cara.   No, no iba a "cogerlas" pero sí les demostraría quien era la más fuerte y que por mucho que se esforzaran no podrían conmigo.  Así que, me fui a la Plaza del Mercado, compré una sarta de ANCAS DE RANA y le pedí a mi marido que las preparara y las friera para el almuerzo.   Y, una a una, las devoré. 

Convertí así una derrota moral en una victoria... pírrica pero, victoria al fin.









domingo, 11 de octubre de 2015

De las calles de mi Habana: el Callejón de Espada

Quiso la casualidad, que allá por los años '20 del pasado siglo, mi Tío Abuelo Alonso  decidiera comprarse una casa en el número 6 del Callejón de Espada entre Chacón y Cuarteles en la hoy llamada Habana Vieja, Patrimonio de la Humanidad . Esta calle.- que en un principio se llamó calle del Ataúd debido a que su forma de  manzana triangular semeja la tapa de un ataúd-, recibió más tarde el nombre de calle de Espada porque, según la leyenda, en ella residió el Obispo Espada, en la casa que actualmente ocupa la Sociedad Dante Alighieri.

A esa casa, algunos fines de semana, me enviaba mi mamá a compartir con mi  Tia Abuela Manene, Mi Tata Celia y mis primas Yolanda y Gilda.  Era una modesta casa de 4 habitaciones, sala, comedor, cocina con sus fogones de carbón, baño,y un bello patio interior rodeado de plantas, en el que habitaba una eterna tortuga y al que se  podía acceder directamente desde los dormitorios.

Las habitaciones, de muy alto puntal atravesado por gruesas vigas por las que en la noche se oía caminar a los "guayabitos", estaban separadas por mamparas de ricos arabescos y en el comedor caían los rayos de sol de diversos colores cuando traspasaban por el vitral que separaba esta estancia del patio interior. El antiguo reloj de Cuco que había en el comedor regía cada minuto de nuestras vidas.  En el salón, señoreaba un precioso conjunto de rejillas compuesto de sofá, dos butacas y dos sillones, de caoba barnizada todo tallado a mano con su mesillas a juego.  Ahí solíamos reunirnos la pandilla del "Callejón": Yoly, Gilda, Gilda, la larga, Geovanny, Paquito, Jesús y hasta aquella magnifica cantante fallecida prematuramente: Caridad Cuervo, quien compartió muchas de nuestras veladas al ritmo del rock'n roll, y que fue nuestra entrañable amiga, al igual que su hermano.

Nuestros fines de semana se iniciaban los sábados cuando el "mercado" de carretillas ambulantes comenzaba su ajetreo, y Cuadrado ( con su camisa anudada) y Julia, (con su tabaco en la boca),  montaban su tarima para vender el "maíz molido y las hojas para tamales ".  Y también, naranjas de china recién peladas en su "maquinilla".  Junto a ellos, a lo largo del Callejón, se apilaba el resto de las carretillas con sus productos frescos y listos para ser vendidos.  Y el Callejón se convertía en una animada reunión de vendedores ambulantes al compás de sus llamativos pregones.

No más levantarnos, a una de nosotras nos enviaban a buscar el pan fresco a la panadería de la calle Chacón y a las restantes nos entregaban "el paño, el plumero y el pomo de Tumbler"  y a frotar hasta que los muebles estuviesen relucientes y sin una mota de polvo.  Después de terminada nuestra "jornada laboral", lo mismo Manene que Tía Tata nos llevaba a alquilar bicicletas a Cuba 8 para montarlas en los alrededores o nos llevaba a montar patines (aquellos famosos Unión 7 que después se convertían en chivichanas) al Parque de la Avenida de las Misiones, frente al antiguo Palacio Presidencial.

Antes de almorzar .- Manene era de ascendencia china, asi que las "verduras" eran plato frecuente.- nos metían en la gran tina del baño con sus patas de león, una a una, y venía Tia Tata con su crujiente estropajo casero y rasca que rasca para sacarnos el "churre" de la semana.  Cuando nuestra piel ya estaba reluciente, y con los pijamas puestos,  almorzábamos en la pesada mesa de estilo español con sus patas serpenteantes y después de una corta "siesta" (que ninguna cumplimentaba) nos vestían de "domingo" y a la calle.

Unas veces nos llevaban al cine Verdún donde el momento más esperado era cuando corrían el techo y se podían ver las estrellas. Y, después, a tomar helado de frutas naturales a la heladería china que quedaba en la esquina de Zulueta y Virtudes.  Otras, a caminar por la calle Obispo a "ver las tiendas" y a merendar en el "Ten Cents".  Pero algunas, de las que guardo un recuerdo muy especial, nos llevaban al Palacio de Bellas Artes, en aquel momento un museo no especializado donde me quedaba "embobada" mirando los objetos allí expuestos de la época colonial, sobre todo, el vestuario  exhibido en los maniquíes.  Me hacía sentir como en un maravilloso viaje a través del tiempo.  Y hoy por hoy me pregunto qué fue de ellos, pues en mi continuo deambular por museos y museos, no he logrado verlos de nuevo.

En ocasiones, íbamos a visitar a otras familias de la zona y guardo un recuerdo muy especial, de las visitas a casa de Isabelita, una chica de nuestra edad cuya madre era sombrerera y que padecía un trastorno neurológico, con dificultades en el habla, pero que compartía y se divertía muchísimo en nuestra compañía. Su partida a Estados Unidos en los años '60 nos dejó un amargo sabor de boca pero nuestros momentos compartidos se mantienen vivos en nuestra memoria.

El Callejón, además de formar parte integrante de nuestra adolescencia, es actualmente un lugar muy solicitado para la realización de video-clips tanto por artistas nacionales como extranjeros... Influye en ello, quizás, el hecho de que en una de sus esquinas confluyen cinco calles, o que se encuentra a pocos pasos de la Loma del Angel o que es una de las calles más pequeñas de la Habana Vieja y a su vez, la única conservada originalmente.

De mi paso por el Callejón solo quedan los recuerdos, pues mi familia con excepción de mi prima Gilda, hace mucho que abandonó este Valle de Lágrimas.  Llegue a ellos, dondequiera que estén, mi eterno agradecimiento por haber hecho de mi adolescencia un mundo poblado de bellos e inolvidables recuerdos.

Y a Uds. una vez mas, por su paciencia para compartir estas entrañables memorias, mis más sinceras GRACIAS.

Hasta la próxima.






domingo, 4 de octubre de 2015

Soles que iluminaron mi vida

Hay seres,  que como el Sol, brillan con luz propia. A algunos de quienes, en un momento dado,  aportaron más luz a mi vida, quiero hoy dedicarles este modesto homenaje, no por breve, menos sincero, en esta mi entrada de hoy.

Sería ingrato no comenzar citando a esos dos seres para mi geniales, no sólo por  haber aportado sus genes en mi creación., sino porque como algunos conocen, dejaron su impronta tanto en mí, como en este mundo que nos rodea.  Considero que su obra, sobre todo la de mi  padre, ha dejado su huella a lo largo y ancho de nuestro querido país y, por ello, en algún otro momento, les rendiré el debido homenaje que se merecen.  A ambos quiero agradecerles el haberme forjado como el ser humano que soy, con virtudes y defectos, pero con un gran amor por el resto de los mortales.

Por otra parte, quisiera también hacer mención de algunos de aquellos seres "extraordinarios", verdaderas "estrellas" con las que me he cruzado a lo largo de mi existencia y que hicieron que esta, en determinados momentos tomara un giro de 180 grados.

Desde pequeña tuve en cuenta lo siguiente: "La mejor forma de aprender es enseñar".  No sé de quien es la frase, pero la hice propia.  A lo largo de mi vida estudiantil siempre he cumplido con esta premisa y fue esta práctica la que me llevó a conocer a la Dra. Silvia Noroña, profesora emérita de la catedra de Historia en el Pre.Universitario del Vedado "Saúl Delgado" en los años '60, de cuyo Centro devendría más tarde, Directora.  Su carácter fuerte y dulce a la vez, su amor por la enseñanza y su eterna sonrisa, me hicieron ver claro: quería ser Maestra e Historiadora, y , por ella, me sumé al Contingente de Maestros Voluntarios al igual que Conrado Benítez y, años más tarde, cursé las carreras de Profesor Superior de Inglés y Licenciado en Historia del Arte.

Por complicadas circunstancias que rodearon mi casi feliz existencia en los años finales de la década del '60, me vi obligada a suspender mis estudios momentáneamente y buscar empleo. Con ese fin, atendí a una convocatoria que libraba el entonces Departamento de Trabajo con los Niños del Consejo Provincial de Cultura para formar Narradoras Orales Infantiles.  Y fue allí donde mi camino se cruzó con una de las más importantes figuras de la Cultura Cubana en el campo de la Narración Oral:  Haydée Arteaga, la Gran Dama de la Narración Oral , hoy Patrimonio Intangente de la Humanidad, quien no sólo me introdujo en ese mundo donde la fantasía juega tan importante papel en la formación del hombre del mañana sino, también, a quien debo el haberme enseñado a enfrentarme al público lo mismo en un  pequeño salón semi-oscuro que en una gran sala y dominarlos sólo con la proyección de mi voz.  Y aquí, salió a flote, mi vocación artística, que me llevó a montar pequeños espectáculos de Cantos y Cuentos  con artistas como Olga Lydia Cancela, acordeonista e integrante de Los Moralitos (sobrina de Gaby, Fofo y Miliki) y llevarlos a los Círculos Infantiles, escuelas, Centros hospitalarios, bibliotecas, teatros comunales, Casas de Cultura, centros laborales (inclusive a los barcos de la Marina Mercante Cubana),  Sindicatos, Planes de la Calle, en fin, a infinidad de lugares por todas las provincias habaneras e incluso en la Brigada 4 de Abril que desempeñó su labor en la zona de las Sierras de los Organos en Pinar del Rio.  Muchos recuerdos gratísimos guardo de esta etapa cuando me parecía estar yo misma como Alicia en un mundo de Maravilla.

A mediados de los '70, por todas esas vueltas que da la vida, me ví trabajando en el Semanario Palante.   Alli conocí ese mundo "mágico" de los humoristas y a su director: Francisco Blanco. A él debo en gran parte la culminación de mis estudios,- por la ayuda incalculable que me prestó durante los dos años que alli permanecí.-. Él me llevó a descubrir mi veta humorística cuando un día me pidió que me hiciera cargo de las Respuestas al Lector....fue un momento increible.  Me enseñó a valorar aquello que siempre leía en Selecciones del Reader's Digest:  "La risa, remedio infalible"  Me demostró que el humor nos hace ver el mundo de un modo diferente, aunque nos haga reflexionar... y he seguido su consejo durante toda mi vida a la hora de enfrentar los retos que se me han planteado:....hay que ver la botella medio llena, no medio vacía.

Corrían los años '80 y ya graduada y convertida en una "funcionaria" quiso la vida que tropezara con dos figuras de rango internacional : Florencio Gelabert, escultor cubano y Arnold Belkin, pintor muralistas candiense mejicano, ganador del ler Premio de la I Bienal de la Habana.  Ambos devinieron mis AMIGOS y sí, en mayúscula porque mayúsculo fue su aporte a mi vida.   

  Con Gelabert solía compartir en su casa-taller de Ayestarán.   Disfrutábamos muchísimo conversando en unión de su esposa y su sobrina Gisela ( quien fuera mi compañera de clases durante varios años en la Universidad de la Habana).  Por lo general, hablábamos de las actividades de la Galería del Cerro (centro que en esos momentos yo dirigía) pero, también, de sus obras en hormigón armado, pues él sentía fascinación por esta técnica y sus posibilidades y yo también. (No olvidar que mi padre era Constructor y yo me  pasaba mucho tiempo durante mi niñez recolectando piedras y caminando por las estructuras de cabillas en las obras de mi papá:  un mundo que me fascinaba).  Fue Gelabert  quien me introdujo plenamente en el mundo de los artistas plásticos y provocó en mí el ansia por agrupar a todos los de la zona del Cerro, brindarles atención, promoverlos, realizar actividades conjuntas convirtiéndome en una Promotora Cultural,.- mucho antes de que el cargo figurara en plantilla.  Entre ambos planificamos la realización de actividades tales como exposiciones, encuentros de artistas plásticos, homenajes, e imbuída de sus ideas, forjé un Grupo de Amigos de la Fotografía, que incluyó la celebración de un Concurso con premios en metálico, algo inusual para la época.  El descubrir lo que podía aportar como promotora, me llevó a fomentar actividades variadas no comunes en las Galerías de Arte Municipales, como Cine Debates, Lanzamientos y Ventas de Libro y de obras de Arte, e incluso, Conciertos a cargo de la Banda Municipal (integrada por musicos de la Banda Nacional de Conciertos).  Su apoyo fue crucial para el éxito de esta labor y  mi desarrollo profesional. Por ello, y por haber sido mi Amigo, le estaré eternamente agradecida.

Arnold Belkin fue una luz que no sólo me iluminó sino que me deslumbró.  El haberlo conocido y compartido con él momentos tan estelares como la inauguración del Salón de la I Bienal y el Concierto de Pablo Milanes en los jardines del Hotel Nacional constituyeron un hito en mi vida.  Esto junto a  la posibilidad de relacionarme con  su compañera Luz Emilia  y con sus  hijas (una de las cuales era diseñadora de la famosa marca de joyas Tiffany de nueva York)  me brindaron la oportunidad de conocer de primera mano lo que sentían los extranjeros  (no sólo los que estudiaban en Cuba en aquellos momentos y con los que compartía a diario), en cuanto a nosotros los cubanos, independientemente de la política.  Me hicieron conocer la verdadera Solidaridad Internacionalista, algo que he seguido practicando a lo largo de todos estos años y que me ha permitido conocer a decenas de personas de todas partes del mundo y a los cuales he brindado mi ayuda y mi amistad tan desinteresadamente como otros me la han brindado a mi.

Sé que no han sido los antes mencionados los únicos Soles que han aportado luz a mi vida, pero es a ellos, a quienes quiero en estos momentos dedicar este breve pero sentido homenaje.

A ellos, GRACIAS, por haber sido más que AMIGOS y, por haber estado ahí para mí . Y , sobre todo, por haber hecho de mi una mucho mejor persona en este "el mejor de los mundos posibles."

Gracias por su tiempo.  Hasta la próxima.







sábado, 26 de septiembre de 2015

El Velorio de Tía Martina

La vida ha sido muy complaciente conmigo y me dio uno de los bienes más preciados para el ser humano: una gran familia, en la que tienen cabida aquellos a los que nos unen lazos de sangre y aquellos a los que nos unen lazos de otra índole.Y ese es el caso de mi Tía Martina.

Durante parte de su vida, mi madre tuvo como centro de sus actividades cotidianas la calle Vapor entre Hornos y Marina, en Centro Habana. Allí conoció a la que sería mi madrina de bautizo: Josefina Hernández (Pinita) y a quien se convertiría en su primer amor: Luis Hernández.

Con el devenir de los años la relación se frustró pero, surgió una amistad y una familiaridad que se extendería a los hijos de ambos, en este caso a Victoria, Luis, Jorge Luis y Mayita que devendrían mis "primos" por extensión. Con ellos crecí, jugué, lloré y me divertí. Victoria, fruto del primer matrimonio de mi Tío Luis, era algo así como mi hermana mayor ya que al morir su mamá, se fue a vivir con mi madrina que la acogió como a una hija más. Y como mi madrina, años más tarde se mudó con nosotros, pues pasábamos mucho tiempo juntas. El resto de los hermanos, fruto del segundo matrimonio de mi querido Tío Luis, vivían con él y su esposa Margarita en la calle Romay, en el Cerro, pero pasábamos juntos fines de semana, aniversarios, cumpleaños y muchas otras actividades, o simplemente nos visitábamos los unos a los otros.


Mi madrina, a su vez, tenía una Tía llamada Martina, que vivía en la calle San Francisco casi esquina a Neptuno , en los bajos de la casa de huéspedes regenteada por la mamá de mis queridas amigas Yolanda y Amelia,( donde casualmente residían algunos de los integrantes de la Orquesta Aragón recién llegados de Cienfuegos).

Como era lógico, en la formación de toda señorita bien educada, aprender a tocar el piano era algo que no podía faltar. Por suerte, en mi caso, el estudio del piano se convirtió en mi pasión. Por ello, acudía los sábados al Conservatorio" Granados Murillo", cerca del Parque Trillo y cuando terminaba las clases, me iba a casa de mi Tia Martina a almorzar aquel delicioso "pollo asado" que sólo ella sabía preparar. Tia Martina cuando yo la conoci, ya era una señora muy mayor, era hija de esclavos y habia paadecido mucho a lo largo de su vida. Su única hija, Ana Josefa, quien sufrió una lesión cerebral siendo pequeña, era una bordadora de "marca mayor" y era la que hacía la mayor parte de las labores de bordado para las clientas de mi mamá.
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Por ley de vida, un buen día, el cuerpo de Tía Martina se negó a seguir luchando en este "valle de lágrimas" y su alma voló al cielo...porque ella era un "alma de Dios". Era la persona más cariñosa y bondadosa que he conocido y a su velorio en la funeraria" Bernardo García" sita en Zanja y Belascoaín, acudieron no sólo los familiares y amigos de la difunta sino también los vecinos que tanto la apreciaban. Y como era de esperar, también acudimos "los primos"....pero, jóvenes al fin, no por irrespetuosos, sino porque en nuestra mentes inmaduras entendíamos que la Tía había tenido una larga y provechosa vida y era normal que descansara en paz sus atribulados huesos, a medida que fue avanzando la noche, la "tertulia" se fue intensificando con la llegada del resto de los "primos" Carlos, Clara, y varios más, incluso algunos amigos del barrio y llegó a tal punto el "in crescendo" que el administrador de la funeraria nos pidió muy amablemente que "desalojáramos" la sala, pues aunque no estábamos dentro de la capilla sino en las áreas circundantes, nuestra actitud podría interpretarse como irreverente.

Apenados por nuestra conducta, pedimos disculpas y nos retiramos a la cafetería que quedaba enfrente y alli permanecimos gran parte de la velada.

Mi querido Primote Luis Hernández Iglesias, recién fallecido después de una cruenta lucha contra un cáncer que lo devoraba poco a poco, y yo a menudo evocábamos esta vivencia y nos sentíamos muy avergonzados de nuestra actuación aquel dia, pero sin afán de justificarnos...sólo eramos unos críos y aún desconocíamos lo que era el dolor de perder a un ser querido.

Descansa en Paz, querido Primote, tus familiares y amigos no te olvidarán porque supiste ser no sólo un buen hijo, padre, hermano, amigo sino también el mejor de los "primos" posibles, y estoy segura de que te hubiese gustado que todos los "primos" hubiésemos estado allí, en tu velatorio, para acompañarte en tu última "tertulia".







domingo, 20 de septiembre de 2015

Francisco y Amén

Con motivo de la visita del actual Papa Francisco a mi querida Isla, han surgido una serie de inquietudes con respecto a la posición que ha mantenido la Iglesia Católica en Cuba durante los últimos 60 años. ;No pretendo hacer un análisis de ello, sólo quisiera dar mi modesta opinión al respecto, partiendo de mis propias vivencias. No quisiera que alguien se sintiera ofendido por la forma en que abordaré el tema. Yo sólo quiero decir lo que pienso respetando a todos los que piensen diferente

Con la llegada del 1ro de enero y sus consabidas consecuencias (nacionalización de colegios y centros de salud privados y hasta la expulsión de determinados sectores religiosos), los representantes de la Iglesia se vieron compelidos bien a marcharse o bien a quedarse para ayudar a la población, tanto espiritual como materialmente.

Es de todos conocidos que los cubanos, en sentido general son personas de FE, pero no muy católicos y mucho menos apostólicos ni romanos. Eso sí, en cualquier hogar que se preciara de ello, los siguientes Sacramentos: Bautizo, Primera Comunión y Boda, se cumplían a rajatabla. Razón por la cual,algunos sacerdotes decidieron permanecer en suelo cubano para poder cumplimentarlas, manteniendo atendidas, en lo posible, las diferentes diócesis, a lo largo y ancho de la Isla.

Pero no sólo la parte espiritual contó con su atención todos estos años. El Vaticano y el Estado Cubano han mantenido relaciones diplomáticas durante este período ,y creo que ello ha coadyuvado a que tanto el Arzobispado como las demás instituciones católicas en Cuba pudieran , en la medida,de sus posibilidades, apoyar la lucha por la defensa de los derechos humanos, brindar apoyo no sólo a los necesitados proveyéndoles de medicinas y alimentos, sino también a los familiares de los presos y a los mismos presos, e incluso brindarles ayuda material y humana. Más no ha sido sólo eso: la Iglesia Católica ha mantenido su apoyo en asilos como Santovenia y el Sanatorio San Juan de Dios, en Hogares Infantiles como La Edad de Oro, en el Leprosorio del Rincón y en otras instituciones situadas en diferentes lugares del país.

El Seminario San Carlos ha permanecido abierto durante todos estos años, y aunque en un número muy reducido, se han realizado promociones de clérigos que ejercen su sacerdocio en tierras cubanas e incluso, en el extranjero. E incluso, fue todo un logro hacer que el gobierno reconociera el derecho a la libertad de culto, y que esto dejará de constituir un "pecado"discriminatorio.



Por todo ello, considero que el hecho de que tres Papas hayan visitado la Isla durante estos 60 años no implica que estén apoyando al gobierno imperante, sino buscando vías y soluciones para mejorar la calidad de vida de ese que llamamos "el cubano de a pie".




domingo, 13 de septiembre de 2015

Las bodas...2da. parte


Hoy, para variar, seguiré el consejo de un buen amigo: "Lo bueno, si poco, mejor".

En sentido general,, durante los años 66-90, las bodas en Cuba siguieron un patrón bastante semejante.  La ceremonia religiosa perdió preponderancia y la civil ocupó su lugar.  Se realizaba en los Registros Civiles, las Notarias y a partir de 1966, los novios contaron con un lugar muy especial: el Palacio de los Matrimonios de Prado (antiguo Casino Español).  Con el tiempo se crearían lugares como este a lo largo y ancho del territorio nacional.  En él, las bodas recuperaron parte de su esplendor y su papel como evento social.  En muchos casos, el brindis tenía lugar en sus salones.

Aunque seguían existiendo tiendas para ayudar a los novios en la confección de su ajuar, sus abastecimientos iban mermando, si en el 73 aún era posible comprar gran parte del mismo incluyendo los clásicos "bobitos" y los zapatos de Primor, esto ya en los años 94-95 era casi imposible.  Seguían otorgando a los novios la opción de compra del cake y algo del buffet, pero también se habilitaron locales como restaurantes y Círculos sociales para la realización del brindis en moneda nacional.  La luna de miel seguía siendo una oferta válida, pero también durante unos años antes del Período Especial, se pudo disfrutar de la opción de La Vuelta a Cuba e incluso de viajes a los entonces países socialistas.

A partir de los años '80, con la llegada masiva de turistas y emigrados, muchos novios se vieron favorecidos con la ayuda material que les brindaban familiares y amigos, y como ya existían las TRD (Tiendas de Recaudación de Divisas) y las de Canjes de valores, pues podían acceder, primero a través de ellos y más tarde, directamente, a artículos en CUC (moneda convertible), aunque para la mayoría de la población esto no constituía una opción por sus  precios prohibitivos y la no posibilidad de obtener divisas, pues los salarios y las divisas no jugaban en el mismo cartón.

En los  primeros años de los '90, con la entrada en vigor del "cuentapropismo" en el territorio nacional, se hizo viable la adquisición de servicios que ofertaban los mismos, desde alquiler de trajes hasta la confección del cake , el alquiler de carros hasta la contratación de fotos y vídeos a particulares, tanto en moneda nacional como en divisas.

Con el auge de las bodas entre cubanos y extranjeros u otros cubanos residentes en el extranjero, se abrieron centros como La Maison para la realización de las mismas cuyo importe debía ser abonado en CUC, poniéndose de moda el alquiler de coches de época y de carruajes tirados por caballos, y lugares donde se ofrecen todo tipo de servicios para los contrayentes, desde tiendas especializadas hasta peluquerías y centros de belleza.

Durante décadas en Cuba se han realizado "bodas colectivas" organizadas por la FMC (Federación de Mujeres de Cuba), las FAR, los Sindicatos y hasta por centros y entidades religiosas en los últimos años, incluyendo las del colectivo Gay.

Actualmente, la tendencia entre los cubanos es a mantener relaciones estables pero no oficializarlas debido a lo que esto entraña en múltiples aspectos, que en la Cuba de hoy no tienen total solución.  Sin embargo, últimamente ha habido una tendencia al alza en la celebración de las mismas. E incluso algunas muy originales, como la efectuada en el Pico Turquino por dos jóvenes maestros.

No quisiera, terminar esta breve crónica sin relatar la que para mi fue la mejor de mis bodas, en cuanto a evento social.  En el año 2000, recién regresada de un viaje de visita a mis hijos, visité a una Gitana que me auguró una pronta boda con un chico que conocería llevando una maleta y el cual, aunque ganaba bien,, no tendría ni un quilo en el bolsillo.  Así mismo fue, coincidí con él en la parada de 76, nos enamoramos y decidimos casarnos.  La ceremonia tuvo lugar en el Palacio de los Matrimonios del barrio (Alts. de Belén) fuimos andando , el buffet lo preparé con mis propias manos, acudieron mis familiares, amigos y vecinos a los que previamente les había advertido que mi boda era de "traje".  Yo ponía la comida pero, el que quisiera beber tenia que traer su botella.  Por eso al entrar todos decían: "Traje esto...traje aquello..." y , a decir verdad, nunca vi amenizar un recital de mi entrañable amiga Xiomara Valdes (ex integrante de las d'Aida) con tal variedad de bebidas y licores, de todas las marcas, precios y colores.

Muchos apuntes y recuerdos han quedado en el tintero, pero creo haber complacido a mi amigo y un grupo de lectores...."Lo bueno, si poco, mejor"  Que lo disfruten




Desde Cuba: DIHÍGO SIGUE SIENDO EL INMORTAL

Desde Cuba: DIHÍGO SIGUE SIENDO EL INMORTAL

domingo, 6 de septiembre de 2015

Las Bodas: lo que va de ayer a hoy (1ra. Parte)

Digan lo que digan, hoy, mañana y siempre el sueño  de la mayoría de las jóvenes es realizar una "boda estelar", de cuentos de hadas.

No es mi deseo hacer un recuento de mis aventuras amorosas que terminaron ante el altar o el Notario, sólo pretendo hacer un breve relato de cómo ha ido evolucionando (para bien o para mal) este grandioso acontecimiento, según han ido variando las circunstancias en nuestro querido país.

En los '60, una boda seguía considerándose un acontecimiento social y, un quebradero de cabeza para los padres de la novios que tendrían que hacer frente a los gastos pertinentes.

La boda no era sólo la ceremonia en sí, sino todo un proceso que comenzaba en el momento en el cual los novios decidían darse el "Si, quiero" y el "Hasta que la muerte nos separe"

Pero, en este mundo, una cosa piensa el borracho y otra, el bodeguero. Y mi primera boda (1964) no fue una excepción.

Fases de un proceso:

1ra. Fase.- La Petición de Manos

Cuando los novios decidían unir sus vidas, llegaba el momento de hacerlo público, es decir, "oficializarlo".  Para ello se organizaba una reunión familiar con algunos invitados.  El padre de la novia hacía el anuncio, el novio colocaba en el dedo anular de la mano izquierda de su prometida el ansiado "solitario" ( un anillo con un brillante o un zafiro engarzado) , que indicaba a los otros "pretendientes" que aquella "vacante" ya estaba "ocupada".  Comenzaba así el ritual de "romper sillones" , bajo la atenta mirada de la "chaperona", quien completaba el trío no solo en las visitas regulares de los martes y los jueves, sino también en las salidas y paseos de los sábados y los domingos.

2da. Fase: Armar el Nido.

Como para esa fecha ya estaba vigente la Ley de Reforma Urbana, se hacía casi imposible independizarse.  La mayoría de las parejas se conformaban con acondicionar debidamente uno de los dormitorios en casa de los suegros.  Por suerte, mi casa tenía condiciones y mis padres me prepararon una estancia independiente.

Para "armar el nido" había que ahorrar y contar con la ayuda de los padres.  Ya por entonces existía la Tarjeta de Productos Industriales aparte de la Libreta de Racionamiento de Víveres y se habían habilitado en las tiendas unos departamentos llamados  "El Palacio de los Novios" (por ej. Fin de Siglo),  en los que se podía adquirir un número muy variado de productos para el ajuar y enseres para el hogar, incluyendo vajillas, cubertería y hasta algunos electrodomésticos como radios y cocinas eléctricas.  La ventaja era que en ellas podías comprar con tu Tarjeta o con la de un familiar.

3ra. Fase: La despedida de soltera.

Por lo general, un grupo de amigas y familiares de la novia se reunían en un local (bar-cafetería) en el que contrataban buffet y bebidas que eran costeados por las invitadas y a cuyo precio se le añadía un plus del que se sacaba el regalo para la novia.  El tiempo, que casi siempre eran dos horas transcurría entre brindis, bromas y chistes, y alguna que otra sugerencia para la noche de bodas.  A las invitadas se les entregaba un pequeño souvenir, y se tomaban fotos de la actividad.

Pero, también se podia hacer una despedida mixta, o sea, por parejas.  Por ejemplo, en el Hotel Riviera había una oferta de que por cada 50 parejas te regalaban una noche de hotel.  En este caso el cubierto incluía el cubierto incluía el buffet, la bebida y hasta música en vivo para bailar.  Y en ocasiones, hasta un pequeño show.  Esta fue la opción que elegimos y logramos reunir unas 150 parejas, por lo que no regalaron 3 noches de hotel en la suite 1121, además de reunir una suma considerable con la diferencia del cubierto, la cual utilizamos para cubrir algunos gastos de la boda.

4ta.Fase:  La Boda en Sí.

Esta fase constaba, digamos, de varias sub-fases:

a.- Selección del tipo de ceremonia:
Algunos escogían celebrar sólo el Matrimonio Civil, para ello acudían al Registro Civil de su localidad .- aún no existían los Palacios de los Matrimonios.- Se entregaba la documentación requerida  ( en mi caso, por ser menor, tuvo que ir mi madre a dar el autorizo), y una vez pedida la fecha  para la ceremonia y dada la primera firma les entregaban a los novios los VALES para la OFICODA  que se encargaba de darles el Turno para las compras en el Palacio, además de los tickets para el cake, las 10 cajas de cerveza, las 5 cajas de refrescos, las 5 botellas de ron y el hielo.

Otras parejas, decidían también darse el Si quiero ante el altar.  Seleccionaban la Iglesia, escogían la fecha, contrataban el servicio religioso, la alfombra (roja o blanca) y la música del órgano o el coro. Costaba a partir de 30 pesos M\N , dabas la primera firma después de confesarte y comulgar y la segunda, el dia de la ceremonia.

b.- Otras acciones:

- Se contrataba al fotógrafo para la casa y la Iglesia y el Estudio  fotográfico para la ampliación en colores y las postales de recuerdo.
-El transporte se alquilaba (casi siempre un "cola de pato") .  Nuestro amigo el Sr. Casares, ex propietario de las Lámparas Quesada nos cedió el suyo y se brindó a fungir de chófer para nosotros.
- Se elegían las Damas de honor, la Flower girl y el Ring Boy.  En mi caso, sólo los padrinos y los testigos.
-El traje de novias podía alquilarse, comprarse o mandarlo a hacer a una costurera (Mi madre hizo unos cuantos, incluyendo uno de los dos trajes de novia que vistió Daysi Granados en la película Cecilia).  Yo tuve la suerte de que una amiga de mi madre, la Sra. Nena Zabala, ex-propietaria del rpto. Alturas de Belén, me cediera el de su hija que me quedó como "anillo al dedo" y además,parecía sacado de un cuento de hadas.
-Las invitaciones se confeccionaban en una imprenta y se hacían llegar en mano a los invitados, con tiempo suficiente para que pudieran prepararse para dicho evento pues en cuanto a presencia nadie quería quedarse atrás.  Las damas acudían a estos acontecimientos con sombrero y hasta con guantes.
-El ramo de flores y el arreglo floral de la Iglesia se encargaba a un jardín, por ejemplo, Goyanes.
- Para el brindis, se podía alquilar un local que se encargaba de todo o, podía prepararlo uno mismo.
Por esa época, aún se servían los buffets en platos y bandejas, no en cajitas.   Mi madre, que era una magnifica cocinera, se encargó de parte del mío y la otra parte, la puso la CTC R de la cual era mi padre Asesor Técnico.  El cake de bodas, lo regaló Sylvain , quien era amigo de la familia y vivía cerca de la Ceguera.

Puede que mi memoria no lo recuerdo todo, pero creo que les he brindado una amplia visión del proceso que precedía a una boda en los '60.

4ta. Fase:  La Ceremonia religiosa en si.

Salía la novia de su casa en el auto acompañada de su Padre o Padrino de la Boda, y quien sería el encargado de entregarla ante el Altar. No iban directamente, se solía dar un paseo por las principales avenidas para compartir con los tránseuntes tan feliz acontecimiento.  Llegaba la novia al templo, se tomaban las primeras fotos, los curiosos rodeaban el auto, descendía del mismo del brazo del Padrino, comenzaba la música del órgano o coral, todos los asistentes se ponían de pie y el novio esperaba inquieto junto al altar acompañado de su Madre o Madrina de la Boda, a un lado los testigos.
Comienza la ceremonia, el Padre dice...Ya puedes besar a la novia, se firman los libros, se toman fotos, los invitados acuden a felicitarlos, regresan los novios saludando a todos con una sonrisa nerviosa, se suben al coche y parten.....Primera Parada, el estudio fotográfico, donde esperan familiares para ayudar a la novia....Una vez terminada la sesión, de nuevo al auto y a dar vueltas y mas vueltas, para dar tiempo a que los invitados arriben a la casa y comience el festín.

A mi casa concurrieron familiares, vecinos, amigos y mis compañeras  del grupo 21 del Pre del Vedado,  No hubo música ni baile porque elegí la fecha del 27 de noviembre que por ese entonces era Dia de Duelo Nacional, pero caía en sábado, día ideal para las bodas.

5ta. Fase: La Luna de Miel

Entre los Vales que te entregaban en el Registro Civil estaba el de la reserva para la Luna de Miel.  Como  nosotros teníamos a nuestro favor los 3 días gratis del Riviera, lo utilizamos para hacer una  reserva para el hotel Kawama en Varadero por una semana.

A nuestro regreso nos esperaba nuestro pequeño pero acogedor local "listo para entrar a vivir" gracias a los esfuerzos de familiares y amigos.



Epilogo:

Espero que hayan podido hacerse una idea de lo que constituía preparar una boda por aquellos años, Pienso que era algo así como participar en una carrera por etapas, a cuya meta se llegaba después de un largo y agobiante proceso.  Y aunque la mía fue casi "estelar" no bastó para que se cumpliera aquello de que ...Y fueron felices para siempre"....Dos años después, culminó en un doloroso divorcio.  De esta primera experiencia matrimonial, lo más preciado que obtuve, fue mi hijo Raúl,  Sólo por él, valió la pena.

Los recuerdos que guardo de esta etapa de mi vida ,- positivos y negativos-. no impidieron que emprendiera este proceso unas seis veces mas.  Uno piensa que el matrimonio es para toda la vida pero, como dice el dicho, ·El hombre propone y Dios, dispone"

Pero esto ya es parte de otra historia.

Gracias por su tiempo.
















domingo, 30 de agosto de 2015

Los Domingos: Pelo suelto y carretera

Para mi padre, los domingos era el "día de la familia", por ello, generalmente nos íbamos a visitar a mis abuelos maternos y a reunirnos con el resto de la familia Velázquez en el reparto el Diezmero.  Lo que más me impresionaba del viaje era la estatua del Caballo Blanco que estaba colocado a la altura de un lugar del mismo nombre.

Ese día, nos levantábamos muy temprano pero no para ir a misa, pues mi padre era masón y mi madre una católica practicante "a su manera".  Mi madre se metía en la cocina y preparaba comida para llevar para más o menos 30 comensales: algunas veces una gran olla de arroz amarillo con pollo o tamales o cualquier otro de sus deliciosos platos, porque mi Abuela Angelina no era muy ducha en la cocina.  Una vez terminada la actividad culinaria, mi madre nos vestía a mi hermana y a mi, y nos peinaba (ese era el único día de la semana que nos soltaban las trenzas)  Una vez listas para salir, nos montábamos en el "cola de pato" de mi padre y a coger carretera.

Antes de llegar al Diezmero, hacíamos un alto en la calle Estrada Palma en Lawton donde residía mi abuelo Bonifacio con su 2da esposa y mis tíos Manolo y Roberto, quienes eran menores que yo ya que mi abuelo a los 45 años se había casado con su ahijada de 15 y habían tenido dos hijos.  !Menudo abuelo que no permitía que le dijeran viejo ni de cariño!

Una vez en el Diezmero, nos cambiábamos de ropa y a vivir la vida loca.  Por lo general, nos reuníamos unos 17 primos y a los mayores, - incluyéndome a mi-,  primero, nos mandaban a la "escuelita" del culto de la iglesia de Miriam  y, después, nos permitían jugar por los alrededores, ocasión que aprovechábamos para "fugarnos" hasta la Loma del Mirador y practicar nuestro deporte favorito: tirarnos en hojas de yagua a lo largo de la loma. ¡ Eso era  pura adrenalina!  Pero, el regreso
era lo mejor, porque como casi siempre alguno se lesionaba, Abuela se enteraba y ya Uds. saben, más de uno cogía lo suyo en el baño y cuidadito con llorar.

Después del almuerzo familiar para el que se habilitaba la mesa extensible y todo el mobiliario disponible ,- primero: los niños; después, los adultos-, dormíamos la "siesta" como podíamos y sobre eso de las 4 o las 5 de la tarde nos preparábamos para el regreso.pero no sin antes saborear las riquísimas champolas del guanábano del patio que nos preparaba Abuela. Casi siempre mi Tía Esther y su familia regresaban con nosotros y nos íbamos a ver las "vidrieras" de las tiendas de la calle Galiano y sus alrededores, pues tanto mi madre como mi tía eran modistas de Alta Costura y necesitaban estar al día con las exigencias de la moda ( independientemente de lo que veían en las revistas de la época).
Después de recorrer  los portales desde  la calle Reina , pasando por los Almacenes Ultra, la peletería California, la ferretería San José,  la Mariposa, Cuervo y Sobrinos, Flogar , Fin de Siglo. El Encanto, la Época y algunas mas hasta la calle Neptuno, llegaba la hora de merendar: unas veces en la cafetería del  cine-teatro América o en  la ultra-moderna Kawama con su autoservicio y su parking de 3 plantas o en la casa de los mejores helados de frutas naturales que he conocido: el Camagüey, donde saborear sus  helados de mamey, guanábana, piña u otras frutas tropicales era como paladear los frutos del Paraíso.

Una vez recuperadas las energías, en ocasiones, entrábamos a un cine de la zona, o bien al majestuoso América con sus baños que daban la impresión de estar en el Grand Trianon, o en el más moderno Astral,  O bien en el Duplex con sus asientos reclinables y que yo me creía eran un juguete más  o  en el Rex donde veíamos documentales y noticiarios, incluídos el NO-DO español. Algunas veces, incluso, entrábamos al Cinecito pues, no siempre en esos lugares, las peliculas eran aprobadas para todas las edades.

Una vez terminada la función, llevábamos a mi Tía y su familia a su casa en el Vedado y seguíamos viaje hasta la casa, paseando por todo el Malecón, la Rampa, cruzando el puente Almendares, el rpto. Kohly, siguiendo por la ave. 41 hasta las Delicias de Belén,  por donde mi padre se metía para acortar el viaje y salir a  la ave. 51, justo en la esquina de la Bodega del Muerto.  Una vez llegados a Alturas de Belén, nuestro barrio,mi padre guardaba el carro en el garaaje mientras mi madre,  con mucho amor,  nos ponía los pijamas, nos daba un pomo de leche (una botella de cerveza con biberon y todo),  ponía el mosquitero, nos daba un beso  y nos decía: A DORMIR, QUE MAÑANA ES LUNES Y HAY QUE MADRUGAR.






miércoles, 26 de agosto de 2015

Los Cumpleaños

Hola Amigos:   como muchos sabrán hoy es mi cumpleaños...Ya llegué a los 67  (mi tía diría:  la "puñalá".-(nací a las 9 de la mañana) y he pensado que me agradaría mucho compartir con Uds. algunas de las vivencias de mis celebraciones "cumpleañeras".

Tuve la suerte de nacer en el seno de una familia que le encantaban las fiestas, y eso conllevó que se celebraran todos mis cumpleaños desde el primer añito con bombos y platillos hasta mis 15 .(Tradición que procuré mantener con mis hijos). Como caía ( y sigue cayendo si el cambio climático lo permite)  en verano, en plenas vacaciones, mis amigos y yo lo disfrutábamos al máximo sin importarnos si caía día entre semana o fin de semana.

Para estas memorias me han ayudado mucho mis fotos familiares, pues realmente de los 4 primeros recuerdo muy poco, pero de los 5 en adelante sí que me acuerdo.

Mis padres y yo nos mudamos a Alturas de Belén, en Marianao,  en el año 1948, año en el que mi padre construyó nuestra primera casa en el reparto  (después construiría otras 3 en la misma cuadra).  En esa vivienda (sita en 78  casi esq. a 55,  sí  la casa que hoy parece una ruina aunque sigue habitada por la hija del médico que se la compró a mi padre), me celebraron mi primer y mi segundo añito.  Y parece que me lo pasé muy bien, o al menos eso dicen las fotos.   Mi tercer añito me lo celebraron en la 2da casa que quedaba al doblar ( la que es hoy vivienda de Mercedes y Reinaldo, en 55 casi esq. a 78)  y recuerdo que ese año me hicieron mi primera foto "a color"  sentada .- con las piernas cruzadas, mis bucles de los días de fiesta y las piernecitas cruzadas con mis boticas blancas.- en un sofá que quedó inmerso en mi memoria a tal punto que 50 años después me compraría uno igual, porque ese año mi Tio Cuso se quedó dormido en el sofá con un cigarro encendido y por poco no hace el cuento , !qué susto !

Mi aniversario número 4 y hasta el  9, me lo celebraron en la nueva ubicación de mi residencia familiar, en el  7814 de la calle 55   (hoy conocida como la casa de los Moré).  Esa casa fue, como las novelas, construida por " entregas".   Pues bien, estando en la primera "entrega", me celebraron mi cumple y esta vez, como era usual en esa época, se alquilaron sillas y mesas porque entre amigos y familiares  "no había cama pa' tanta gente" jajaj. Ese fue un año muy particular, pues mi regalo de cumple consistió en el juego de cuartos de la casa Eduardo , blanco y pintado a mano que ha estado conmigo a lo largo de toda mi vida, y que si pudiera hablar...¡candela!

Para mi 5to aniversario, ya la casa había entrado en su 2da. "entrega" pues mi papá estaba construyendo Topes de Collantes, los ingresos eran mayores y la casa se había agrandado considerablemente....ese año hubo actividad cultural y todo, mis padres contrataron a Mandrake, el mago  quien hizo las delicias de todos en el garage de la casa, (hoy la casita de Caridad Moré) .  Rememorar ese aniversario es entrar en todo lo que conllevaba un cumple en mi familia.

Cuando iba acercándose la fecha , mi madre me llevaba de tiendas:  me compraba 6 pares de medias blancas con dibujos y de las que se doblaban,, seis bloumers tipo bombachos de algodón con encajitos, (a veces los hacía ella) o aquellos que les decían semanarios, porque tenian bordados los días de la semana , 6 corpiños, pijamas, una caja de pañuelitos (a veces eran simplemente pintados, otras bordados con temas infantiles o mis iniciales y hasta tejidos a crochet, porque en la cartera de una niña los pañuelos no podían faltar), los consabidos zapatos blancos ( hasta los 6, botas para intentar corregir mis pies planos), que compraba bien en la peletería California o en el Gallo de oro, aunque ese año me llevo a Ballet (quedaba en Neptuno casi esquina a Galiano, hoy creo que hay un
club del tango), y me compró UNAS ZAPATILLAS DE RASO ROSADO, porque su niña queria ser bailarina  (adoro el baile), pero tenía 4 cosas en contra:  era "hermosa", ( siempre he sido de buen comer y mi madre una excelente cocinera), "ñata" ( cosas de la raza, por lo tanto, 0 equilibrio), tenía los pies planos y...por si fuera poco...era NEGRA y mi madre no era socia del Lyceum.  No obstante eso, mi madre me cumplió mi sueño y tuve mis zapatillas :en vez de con un peluche, dormía abrazadas a ellas.  Mi padre ya había ayudado a encauzar mi amor por el baile: me compró un televisor en el 1953 y yo aprendí a bailar rumba mirando a Tongolele en Cine del Hogar al mediodía.

La ropa no me la compraban hecha,sólo la de jugar: shorts, camisetas, vaqueros pero, para los vestidos, mi madre se iba a La Isla de Cuba, o a cualquier otra tienda a comprar las telas con las que me confeccionaba los consabidos 3 vestidos, que iban a sustituir a los ya previamente escogidos para "regalar a otros niños necesitados" (mi madre me inculcó siempre el hábito de compartir con los más necesitados, porque ella nunca olvidó sus orígenes ni mi padre, tampoco).  Después de dispuesto el "ajuar",  venían los preparativos del "fiestón".   Mi madre me llevaba el día antes a la Fotografia a hacerme la foto del cumple, casi siempre al Studio Da Vinci o a cualquier otro que estuviera de moda pero, ya previamente, habíamos idos a La Gran Vía de San Lázaro a encargar el cake y los dulces,( el adorno de ese año era un carrusel, y se movía y todo).  Después se encargaban a la Marquina o a la bodega de Alberto  o a las Delicias de Belén, los refrescos, las cervezas y algunas botellas de bebidas alcohólicas ..para los mayores, pues en esa época los niños iban acompañados de sus padres a los cumples de sus amigos....imagínense....Se encargaban los helados a Guarina...El buffet se encargaba a Chez Merito o lo confeccionaba mi mamá con la ayuda de Pancha, nuestra querida cocinera, madre de los Martiato quien construyó el edificio donde vivían los Chalas (55 numero 7820)  para ella y sus 14 hijos, todos ellos trabajadores de la construcción.  El buffet, uno para los niños y otros para los mayores, en esa época se servía en los platos, vasos previamente adquiridos por mi Tia Celia en el Ten Cent de Obispo, junto con las cadenetas, los faroles, los globos, las servilletas en colores, en fin, toda la parafernalia necesaria para adornar y servir.   También se encargaba de llenar las "bolsitas", de papel de seda que compraba en el Barrio Chino y las llenaba de chucherías: caramelos de fresa, miel, menta (esos no me gustaban), bombones "besito de novia", pitos, matracas, confetti, sombreros y todo lo que se le ocurriera.  Ella también se encargaba de la piñata y de llenarla;de la rifa y de comprar los juguetes de la rifa; de colocar el "burro" para ver quien le ponía la cola; de taparle los ojos a los que jugábamos a la Gallinita Ciega con una cinta o un pañuelo y vigilar que no hiciéramos trampa; de que los niños no se hicieran daño montando en la canal del jardín o mataperreando por toda la casa y el jardín, eso sí, de calle NANINA., ni siquiera en la acera.  También se encargaba de ir colocando los regalos en mi cama en la medida que mis amigos los iban trayendo, parecía la cama una vitrina de exhibición....Los cumples empezaban casi siempre a partir de las 4 pm  pero se prolongaban hasta bien entrada la noche, porque cuando terminaba la fiesta infantil, comenzaba la de los adultos....y a guarachear.....ahi si que se bailaba.. y con música en vivo....yo por lo general me quedaba dormida en brazos de mi madrina Josefina....Pero para mí la verdadera fiesta empezaba al otro día cuando mi mamá me desenrezaba el pelo a base de aceite de oliva y cepillo...eso si era diversión  para mis primas que por supuestos se quedaban a dormir en casa despues de la fiesta.

Aunque la puerta permanecía abierta, nadie que no estuviese invitado se atrevía a entrar, aunque en mi casa eran bienvenidos no sólo mis familiares  (que ya con ellos sólo había para llenar el local) , los invitados y la gente del barrio, Rolandito Ochoa es el único que recuerdo asistía a ellas. junto con las nietas y nietos de mi querida Pancha.  En la cuadra,vivían  muchos niños y niñas,( por las mañanas era un entre y sale de autobuses escolares) pero, la mayoría no jugaba conmigo, los prejuicios raciales eran muy fuertes en esa época.,A mi casa iban los hijos de los amigos de mis padres como los Querejeta (hijo y nieto del General), los Portuondo Calá, (periodistas), las Mesa (cuyo padre poseía una mueblería cerca del Mercado de 4 Caminos), los Zayas de calle 76 (dueños de una Carpinteria donde se fabricaron las puertas, las ventanas y los muebles de la casa de 7810),  los  Téllez de Nicanor del Campo, las sobrinas de Santos Recio (el mayorista ferretero), los Yi Caballero, en fin, casi todos los miembros del Club Atenas,  los hijos del equipo de trabajo de mi papá, las hijas y ahijadas de mi madre y el copón divino y se ubicaban  por toda la casa y el jardín.  Aquello era una locura pero me lo pasaba bomba.

A medida que fui creciendo, cambió el formato de mis cumples pero lo esencial se mantuvo.  Era el dia para compartir con familiares y amigos, soplar las velas y picar el cake.  Incluso el año en que arribé a los 15 años, mi abuelo materno llevaba sólo 3 meses de fallecido y mi madre dijo:  "Los 15 sólo se cumplen una vez en la vida y tu abuelo vivió una vida larga y rodeado del cariño de los suyos."  Me lo celebraron pero sin el bombo y el platillo característico de la época, sino de una forma más sencilla, pero no por ello menos entusiasta.  Y lo disfruté muchísimo.



Gracias a todos por dedicarme estos minutos. Sé que muchos de Uds., a lo largo de los años, han compartido  alguno de mis cumples, y los que aún no lo han hecho, pues no se preocupen yo pienso seguir celebrándolos por muchos muchos años más.   LOS QUIERO Y ME QUEDO CORTA

HASTA LA PRÓXIMA , AMIGOS